EXPERIENCIA 4 MESES

EN QUÉ CONSISTE

San José busca ser una Escuela del Servicio Divino capaz de dar formación y evangelizar a todos los que se relacionan con ella. es decir, intenta ser un lugar que entregue herramientas que permitan vivir en profundidad el sacramento del bautismo a quienes se integren a la vida de las casas. “La formación que se entrega en San José está basada en el conocimiento experiencial. Todos los aspectos que involucra se vuelven para los jóvenes realidades concretas que experimentan personalmente mientras están aquí. Esto significa que llegan a poder decir con san Juan: «Lo que existía desde el principio, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de vida» (cf 1 Jn 1, 1)”.

La principal experiencia que entrega San José es un retiro por 4 meses a jóvenes universitarios, basado en los pilares del Movimiento -Lectio Divina, Oficio Divino, Trabajo y Vida Comunitaria- y organizado según la Regla de San Benito.

Nuestro propósito es ayudar a la gente que viene para que tengan un encuentro personal con Jesucristo, que está vivo, resucitado y presente en la vida de cada persona. La manera en que pueden hacer esto es vivir la espiritualidad del Movimiento, algo de lo que la mayoría (pero no necesariamente todos) tiene experiencia antes de su llegada. Esta es la razón de por qué la Lectio Divina en conjunto es nuestra principal actividad del día y la hacemos dos veces, en distintas modalidades y en diferentes horarios. Dios realmente les habla a nuestros jóvenes y ellos adquieren una fuerte conciencia de Su presencia en sus vidas.

Asimismo, la vida comunitaria según la Regla de San Benito es clave. Los jóvenes a menudo experimentan cambios significativos en su forma de pensar. Evolucionan de un pensamiento centrado en sí mismo a una mayor apertura de corazón y mente. Se comienzan a cuestionar más y más ‘¿qué es lo que necesita la comunidad?’ Este cambio es prácticamente imposible si no se apoya en la fe. La vida comunitaria es muy intensa y con frecuencia conlleva bastantes problemas y, en ocasiones, discusiones que obligan a la corrección fraterna y reconciliación, de manera que podamos vivir lo que dice san Benito: «No tener doblez de corazón. No dar paz fingida. No abandonar la caridad».

La Liturgia de las Horas construye la comunidad. Al esforzarnos para llegar juntos a ser una sola voz, nos unimos a toda la Iglesia y vivimos el misterio pascual, ofreciendo con Cristo un sacrificio de alabanza.

El trabajo manual lleva a los jóvenes a descubrir que son co-creadores con Dios. Se torna importante no el tipo de trabajo que realizan, sino la dignidad de lo que están haciendo como seres humanos. Colaboran en la tarea de obtener el sustento de la comunidad a través del trabajo en el campo.

La acogida es vital para cada persona. Requiere que se tome mucho tiempo para escuchar a cada uno, saber su historia personal, ayudarlo en su escucha y su respuesta a Dios, quien le está hablando.

No es necesario ser un miembro del Movimiento para participar en esta experiencia”.

HORARIO

06:00 levantada
06:30 Laudes
07:00 desayuno
07:45 escrutada
08:30 aseo
09:15 espiritualidad
11:00 lectura
12:00 lectio
13:00 Intermedia
13:15 almuerzo
14:30 trabajo
18:30 duchas
19:15 Vísperas
19:45 comida
20:30 recreación
21:30 Completas

VEN CUATRO MESES

Desde el año 2001 la decanía de San José ofrece a jóvenes que ya han salido del colegio y que quieran tener una experiencia de oración, lectio divina, estudio, trabajo en el campo y una fuerte vida comunitaria en la sencillez de la Patagonia chilena, un retiro por 4 meses en alguna de las casas de nuestra Escuela de Formación.

Tú, quienquiera que seas, si estás interesado en participar y quieres más información, no dudes en escribirnos a sanjose@manquehue.org o contactarte con nosotros a través de nuestra página.

A continuación, te dejamos con testimonios de jóvenes que han vivido esta experiencia de formación por cuatro meses en San José:

 


“Yo creo que un joven debería ir a San José porque romper la rutina y hacer algo diferente a lo que se espera que uno haga es fundamental en esta etapa de la vida. Yo siempre he vivido rodeada de planes y cosas que hay que ir logrando, y haber decidido irme, con lo difícil que fue, hizo que me diera cuenta que puedo ser lo que yo quiera ser y que la felicidad no se construye sobre la base de lo que los otros esperan, sino sobre las decisiones que tomamos solos. Además, el poder vivir una experiencia tan fuerte de vida comunitaria y de encuentro con el amor de Dios es un regalo y una oportunidad inmensurables, que realmente me cambiaron la vida”.


“De las cosas que más recuerdo de San José son, por un lado, el silencio interior que logre alejado de las preocupaciones de Santiago y que me ayudó mucho para dejar entrar a Dios en mi día a día, y, por otro lado, el claustro que hace el horario allá, y que va marcando el día a través del oficio y que me hizo consciente de cómo Dios me iba acompañando en mis quehaceres. Ya de vuelta en Santiago las cosas que más rescaté fue el haber agarrado la costumbre de orar, lo que me permite tener a Dios presente en mí día a día e ir estrellando contra Él las cosas que me van pasando. También rescaté mucho conocer un lugar de mi país que no conocía con tanta profundidad, y que tienen una cultura y una realidad muy diferente a la que yo vivía en mi vida, y que el haberla conocido me ayuda mucho a entender el rol que tengo (tanto dentro de la iglesia, como dentro de la sociedad) para con mi país, y especialmente los que viven más aislado y cuya realidad no vemos en las noticias. La experiencia San José es recomendable para todos ya que es una experiencia que involucra muchos aspectos de la vida de cada uno. Por lo mismo lo mismo la recomiendo a todos aquellos quienes quieran salir de su zona de confort y estén dispuestos a vivir la comunidad”.


“Es difícil explicar en pocas palabras lo que realmente significó lo vivido en San José, es una experiencia mucho más profunda que aprender a vivir la espiritualidad del Movimiento. Fue una lección de todos los aspectos de la vida, tanto oración, el trabajo y la comunidad. Fue increíblemente formativo en cuento a conocer el sentido real de lo que es la dependencia de Dios y de tu comunidad. Independiente del camino que haya optado en mi vida, el sentido de trabajar, rezar y compartir en comunidad sin duda es distinto luego de vivir esos meses allá”.


“Mi paso por San Jose me ayudo a ver lo plena que es la vida cuando se vive desde la fe en Cristo”.


“La oración, la vida en comunidad y el trabajo, fueron desde el comienzo de la experiencia puntos de encuentro muy fuerte con Cristo. No fue fácil renunciar a mi propia voluntad, pero encontré vida en la obediencia y buscando hacer la voluntad de Dios”.


“Además de todos los increíbles recuerdos de momentos, paisajes y de la amistad que se forjó entre nosotras, San José fue una escuela. Aprendimos a construir haciendo el invernadero, a ser dueñas de casa, a hacer rosarios y artesanías, a cultivar una huerta. Nos prepararon para ser miembros activos de la Iglesia, y nos ayudaron a tomar conciencia de la importante misión que tenemos ahí. Pero sobre todo, pudimos experimentar que somos del Señor, y que realmente vale la pena jugársela por ponerlo a El como centro de nuestras vidas”.