María Barros (A20): “Tuve la gran oportunidad de participar de la Jornada Mundial de la Juventud con Jóvenes Manquehue. Nosotros hicimos el Camino de Santiago, después vivimos una semana misionera en Porto y luego terminamos con la semana en Lisboa con el Papa. Las tres experiencias fueron muy distintas y enriquecedoras a la vez, donde formé grandes lazos dentro de la comunidad y experimenté muy fuertemente el sentido de pertenencia a la Iglesia. Me impresionó mucho la cantidad de jóvenes unidos por un mismo espíritu, el ambiente de acogida entre todos, la buena disposición, el desinstalarse y el servicio a los demás que predominó durante toda la experiencia. Siento que en estos días cada una pudo profundizar su fe y nutrirse de la fe de los demás a través de testimonios, adoraciones al Santísimo, conciertos, etc. Me llamó mucho la atención las palabras del Papa que dicen “la alegría es misionera, la alegría es para llevar algo y no para uno” y también “no tengan miedo, tengan coraje, estamos amortiguados por el amor de Dios”. A partir de estas palabras me quedo mucho con el sentimiento de ser apóstol para lograr irradiar la alegría de creer a los demás. La JMJ y las palabras del Papa fueron muy esperanzadoras al sentir que hay miles de personas en el mundo que están unidas por la fe y lo expresan libremente.
Una lectura con la que me quedo, después de este viaje, es “ No cabe temor en el amor; antes bien, el amor pleno expulsa el temor, porque el temor extraña castigo; así que quien teme no ha alcanzado la plenitud del amor” (1Jn 4, 18). Esta lectura también se relaciona mucho con el mensaje que dejó el Papa a todos los jóvenes, donde explicaba que hay que correr el riesgo de amar y que Dios nos acompaña en este recorrido”.