Noviembre 14, 2022 Jovenes Manquehue

JJM San José

“¿QUIÉN ES ESTA QUE SUBE DEL DESIERTO APOYADA EN SU AMADO?” (Ct 8, 5)

 

Entre los días 26 de octubre y 3 de noviembre, bajo este lema, Sofía Cervilla (B18), Agustina Duarte (B21), Agusta Somarriva (B20), Constanza Madariaga (L21), Constanza Meyer (L20) y Josefina Opazo (A21), acompañadas por Catalina Quiroga (A09) y Elizabeth Osorio (L08), vivieron una experiencia en San Agustín, con los objetivos de abrir espacios para un encuentro con Dios especialmente en su Palabra, generar lazos de tutoría, reconocer que es posible unir la fe y la vida en la vocación particular y generar vínculos entre la comunidad de JJM y la comunidad de Santa Hilda.

Constanza Meyer comparte su testimonio: “Durante estos días pude encontrarme con Dios en lo personal, en mi propio desierto, dentro de mí. La comunidad fue un pilar fundamental junto con el horario, pero la clave para mi encuentro fue el silencio. El callar para poder escuchar, callar el ruido de la ciudad, las notificaciones de Instagram, mis quejas y los pensamientos que murmuran todo el rato. Al silenciarlos pude oír a Dios, al Dios Padre que habla como un suave murmullo, que me habló y me dijo que soy amada. Tardé en hacer silencio y en fijarme que quien hablaba era Dios, lo hacía cuando en Intermedia leíamos una lectura que coincide con la espiritualidad, o cuando el libro de la hora de lectura me decía lo mismo que el de las horas de comida. Con lo que más me quedo de esta experiencia es con el Dios que habla todo el tiempo, en todos lugares y con que a pesar de todo, soy su hija amada, su niña mimada: “¿No es mi hijo querido Efraín? ¿No es mi niño mimado? ¡Después de tanto reprenderle sigo recordándolo todavía! En efecto mis entrañas se conmueven, no ha de faltarle mi ternura, oráculo de Yahvé” (Jr 31, 20).