Fernanda Streeter (B14):
“Downside ha sido para mí, vivir mi bautismo. Ha sido poder responder al llamado de Dios, y a través de la comunidad y de la acción del Espíritu Santo dejar brotar en mí un anhelo de querer despojarme de la mujer vieja, y convertirme en una nueva, en una mujer de Dios, con un corazón blando y más atenta a las manifestaciones de Dios en mi vida. Ha sido con desafíos y lo que a mis ojos ciegos, son dificultades, pero que sin duda son parte de su plan perfecto y que por su Palabra he aprendido a ver que, en realidad, todo está bien. Downside y la comunidad Santa Escolástica me han enseñado a amar de una forma distinta, tanto a Dios como a todo quien me rodea. La misión me hace sentido y he visto sus frutos en el colegio, en la comunidad monástica, en la EBC y, sobre todo, en mi misma. Me hace sentido y me llena la vida. Me siento agradecida de todo lo que he vivido acá y ansiosa de anunciarlo porque he descubierto que, si creo en Él, entonces soy feliz.
“Feliz que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas por parte del Señor” (Lc 1, 45)
Anto Arredondo:
“No se me ocurre una mejor manera de describir lo que estos meses en Downside han sido que con el final del evangelio de San Mateo: “Id, pues y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y ESTAD SEGUROS QUE YO ESTARÉ CON VOSOTROS DÍA TRAS DÍA HASTA EL FIN DEL MUNDO”. Siento que, por primera vez, lejos de mi casa, de mi país, de mi idioma y de todo lo que me es conocido logro entender a qué se refería Jesús con “el fin del mundo”. He vivido fuertemente sus palabras porque en la comunidad, en la misión, en la oración, en la lectio, en el claustro, Él está conmigo. Me da fuerza conocer a alumnos que están en una posición no muy distinta de la mía hace dos años y sentir que les estoy dando lo único que sé que funciona: amistad y lectio. Viendo los frutos del trabajo al que hoy me ha tocado sumarme me doy cuenta que doy cuenta que Dios me trajo porque hoy es en Inglaterra el único lugar donde podría estar”.
Javiera Rojas
“Si tengo que resumir este tiempo, creo que han sido meses de Dios, meses llenos de su amor, de ir aprendiendo a conocerlo, de descubrir que siempre está, de buscar estar con Él en la oración, de sentirlo y amarlo en la comunidad y de ir entregando ese amor y alegría a otros. Ha sido mucho lo que he recibido y doy gracias. Doy gracias por su palabra, de la cual saco fuerzas y me nutro todos los días. Palabra que es luz, que me despierta del sueño y que es guía segura para mis pasos. Palabra que me ensena a amar. Doy gracias porque todos los días me vuelve a sorprender: Dios me habla a mí. Me habla fuerte y claro. Y puedo escucharlo. También doy gracias porque veo que esa Palabra se encarna en amistades, las hace eternas, Cristo está en otros y yo solo logro amar porque Él me amó primero. Doy gracias porque es verdad, porque Dios está, se manifiesta en todo y en todos. Doy gracias porque en estos meses he visto a Dios y me despierto feliz todos los días”.
Nicole Boizard
“Este tiempo en Downside ha sido uno de descubrimiento, tanto personal como de Dios. Vivir en comunidad ha sacado a la luz características que ni yo conocía. El hecho de tener una misión en común en el colegio también me ha hecho ver las cosas desde otra perspectiva, y aunque no puedo decir que ha estado libre de tormentas y dificultades, tener a Dios como cabeza de esta misión, compartir la lectio, compartir la celebración de la Palabra y las horas del oficio con la comunidad me ha hecho perseverar en la oración y ver que “todo está bien y todo estará bien”, como dice nuestra querida amiga Juliana de Norwich. He descubierto que solo con la sonrisa o el saludo de un alumno, o con un buen grupo de lectio mi día no puede salir mal. Dios todo lo ha hecho perfecto y depende de mí ver la perfección de cada día y sus manifestaciones del amor. Doy gracias a Dios por su plan perfecto conmigo, y por eso me uno al lema del EPT 40 que dice: “El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres” (Sal 125, 3).