Abril 2, 2024 Noticias

Celebración del Triduo Pascual

Vivimos nuevamente el misterio central de nuestra fe esta Semana Santa en el Movimiento Manquehue. En Santiago, los retiros se realizaron en el Colegio San Anselmo y las celebraciones litúrgicas en el Colegio San Benito. Las celebraciones litúrgicas estuvieron presididas por el padre Athanasius Soto OSB, Monje de la Abadía de Saint Louis, Missouri.
El Triduo Pascual comenzó el Jueves Santo, con la Misa de la Cena del Señor, viviendo así, junto al Señor, el lavatorio de pies, la celebración de la última cena seguida por la adoración al Santísimo con una ronda de Canto a lo Divino. El Viernes Santo vivimos la Pasión del Señor con la Adoración de la Cruz, culminando el Sábado Santo con la Solemne Vigilia Pascual, en que iluminados por el cirio pascual, símbolo de Cristo muerto y resucitado, entramos en procesión. En la extensa Liturgia de la Palabra recorrimos nuestra historia de salvación, renovamos nuestras promesas bautismales para terminar con la Liturgia Eucarística. Continuamos celebrando con un ágape, con alegría de saber que ¡Cristo ha resucitado!

Los retiros del Viernes y Sábado Santo estuvieron pensados en generar espacios de oración personal y reflexión en torno al misterio pascual, renovándonos en nuestra vida espiritual, y para que nos ayude a vivir de manera personal estos días de Triduo. También, por medio de los signos litúrgicos, iluminar y entender más el sentido de la Pascua de Cristo en nuestras vidas y la certeza de la vida eterna.

El Viernes Santo, Álvaro Gazmuri (B01) ayudó a profundizar en el misterio de la Pasión y Muerte de Jesucristo para comprender cómo, a través de su entrega en la Cruz, nos revela que la muerte no es el final, sino el paso hacia una vida nueva en Dios; mostrando una mirada renovada sobre el significado de la muerte, el sacrificio y la esperanza cristiana.

El Sábado Santo, Margarita Crespo (B92) Iluminó la experiencia personal de encuentro con Jesús Resucitado: a través de la reflexión, la oración personal y una catequesis, que motivó a los participantes a incorporar en su vida diaria la certeza de que, en Cristo, la muerte no tiene la última palabra, lo que debemos traducir en una vida marcada por el amor, la paz y el servicio a los demás.

Álvaro Molina, promesado: “Concentrarme en las liturgias por una razón personal. Hacerme cargo de la inquietudes que me despertaron las homilías. Celebrar el doble misterio de la entrega eucarística y del servicio que Cristo me deja el Jueves Santo. Sentir la profundidad del sacrificio de la Cruz y comprender el sentido del “todo está concluido” en que Cristo descansa después de la intensa semana y de la tarea cumplida. Finalmente recordar la historia de nuestra creación que nos lleva a gozar y emocionarme plenamente de este Cristo que resucitado es mi alegría y la alegría del mundo, y celebrar en comunidad junto a la mesa”.

Ana María Ugalde, Comunidad Santa Ana: “Como todos los años el Movimiento nos invita a participar de las distintas ceremonias y actividades del Triduo Pascual, las mismas celebraciones y a la vez tan distintas y únicas, tan enriquecedoras. Tener la oportunidad de hacer un alto a todo, aceptar la invitación de Dios para entrar con Él a Jerusalén, que lo acompañemos en la Última Cena, en el Vía Crucis, en su Pasión y Muerte, para finalmente abrazar con Él la gloria de su Resurrección es, sin lugar a dudas, una experiencia maravillosa. Las charlas del Viernes Santo y Sábado Santo fueron muy buenas, muy didácticas y con mucho aporte de conocimiento espiritual. Los invito a no dejar pasar estas oportunidades maravillosas”.

Kristin Gorke, promesada: “Margarita Crespo tocó el tema de la rasgadura del segundo velo. Me impresionó saber que en el antiguo templo de Jerusalén, este velo lo podía pasar solamente el Sumo Sacerdote una vez al año para acercarse al Santísimo. Medía 20 mt de alto y tenía 10 cm de grosor. Jesús muere y en ese mismo instante se rasga, así Cristo nos abre el camino para ser inundados de la presencia de Dios para que nosotros, los cristianos, ahora gocemos de esa plenitud en Él!”.

Gloria Barros, Comunidad Santa Teresa de los Andes: “Haber podido participar en las actividades de Semana Santa fue realmente un regalo. Mi motivación por asistir fue para ir profundizando mi Fe en Cristo, así que abrí mi mente y corazón para dejarme tocar por Su Palabra y regalarme este espacio y momento de oración profunda con el Padre. El hecho de nuevamente tomar conciencia de que Él está conmigo cada día iluminando mi vida con alegría y confianza, me emociona. Incluso en medio de las dificultades de la vida, la esperanza se mantiene viva con Cristo al que nos encomendamos durante el fin de Semana Santo. Me llama a renacer cada día con Fe frente a las dificultades Gracias Señor”.

Antonia Rojas (A21): “Fue una semana muy renovadora de espíritu, estuve viviendo en Las Canteras con más jefas de scout, lo que sirvió mucho para motivarnos entre todas y ayudarnos a vivir en un ambiente de Semana Santa. Participamos en lo que nos proponía el Movimiento. Fue muy llenador, necesitaba esa iluminación espiritual, que Dios me dijera, como por escrito, acá estoy, toma mi mano, ven conmigo. Decidí irme a Las Canteras, al igual que el año pasado en que me había hecho muy feliz, quise volver a vivir la experiencia y hacer comunidad entre todos los colegios. Me sirvió mucho sentir a Cristo en mí, en mis amigas y en la comunidad en general. Además de los retiro en las mañanas, lo que hablaron Álvaro y la Margarita, las actividades después y los minutos de silencio e introspección, que en el día a día cuesta mucho darse, porque a mí no me gusta tanto estar sola, pero independiente de los problemas personales sentí mucha paz. En esos minutos de silencio sentí a Dios muy presente. No había hecho esto de leer las lecturas antes de la Vigilia, me gustó mucho porque no me desconcentré, se me hizo más fácil entenderlas después. Me encantó la Vigilia, preciosa y el ágape también”.