El domingo se realizó la fiesta de Cuasimodo, esta fiesta reúne la fe y la tradición de campo de nuestro país. Todos los años, el domingo siguiente al de Resurrección, cientos de cuasimodistas se reúnen para acompañar a los sacerdotes para llevar la comunión a los enfermos y adultos mayores.
Colina es una de las comunas que realiza esta multitudinaria fiesta, donde Alejandro Greene, rector del Colegio San Anselmo, participó como cuasimodista.
Alejandro Greene (B00): “Me emocionó mucho la partida del cuasimodo, con el sacerdote saliendo de la parroquia por un túnel de banderas, hecho por cuasimodistas, rezando Ave Marías y haciendo vítores de Santo. Todo esto, al tiempo en que se encendía la sirena de los bomberos. Había muchísima gente viendo la partida del cortejo a las 7 de la mañana. El bloque de jinetes se movía a veces galopando, a veces caminando, a veces con pausa. Una verdadera luz para todo el pueblo. La fe, popular y familiar, que se traspasa por generaciones, era el motor de los cerca de 2500 jinetes que acompañaban a Jesús sacramentado para los enfermos. Una fe sencilla, sin mucho rito, pero que sabe que está en presencia de algo oculto, bello y divino. La gente, agolpada en los caminos, veía eso mismo. Era como cuando el rey David entró bailando a la ciudad, “haciendo el loco” y semidesnudo, acompañando el arca de la alianza. Nada importaba, porque lo hacía por Dios.
Santo, Santo, Santo, Señor, Dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de su majestad y gloria!… ¡gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo! Este fue el vítor que llenó las calles de Colina, los oídos de grandes y chicos, de los migrantes que nunca habían visto algo así en su vida, de los abuelos, que tranquilos y emocionados, veían el pasar de los caballos sentados afuera de sus casas adornadas con guirnaldas, y de los niños, muchos vestidos con esclavina y pañuelo, que miraban atentos todo lo que pasaba de la mano de sus padres.
Finalmente, luego de 9 horas recorriendo la ciudad, terminamos en una misa a la chilena, en la explanada, de a caballo, presidida por el Nuncio Apostólico. Estaba muy cansado, pero pude escuchar la misa completa, me la gocé. Cuando fui a comulgar, se me pasaron todos los achaques y me llené de energía. Estoy muy agradecido con la familia Crisóstomo, que nuevamente me acogió como si fuera uno de ellos, mostrándome el cariño y respeto que tienen por esta linda tradición, que ha perpetuado de generación en generación en su familia. Gracias Señor por estar vivo y despierto en medio nuestro.
Finalmente, dejo esta décima, parafraseada de un himno de intermedia, que se adecúa para la ocasión:
Quien diga que Dios ha muerto,
Que salga a la luz y vea,
Si el mundo es o no tarea,
De un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto,
Ni en la montaña se esconde,
Decid si preguntan: ¿dónde?,
Que Dios escribe su historia,
Cuando un hombre canta el Gloria,
Y un corazón le responde”.
Fuente: Informativo N°9 Colegio San Anselmo