Con este lema se realizó el retiro abierto de la Rama Adultas de la DSA. Isidora Rabat: “Verme desde la realidad del amor de Dios y escrutando pude sentir que soy su hija amada en quien se complace. Su amor me renueva, me hace fuerte, inmortal y libre.” Paulina Fuenzalida: “Para entender la visión de Dios como padre, me ayudó mucho mi experiencia como mamá, y el amor incondicional que tengo hacia mis hijos, con sus fortalezas y debilidades, me regocijo en ellos y busco siempre entregarles las mejores herramientas para que luego puedan tomar sus propias decisiones en la vida, al igual que Dios hace conmigo… Con Él a mi lado nada me falta, porque tengo sabiduría, fuerza, libertad y un amor incondicional e infinito de mi Padre que me cuida tiernamente”.
Francisca Donoso (B98) Promesada, Pastoral CSA, comparte:
¿De dónde nace la iniciativa?
“Esta idea nace de la necesidad de encontrarse con apoderadas en otros espacios, en actividades que sean motivantes para ellos. En el fondo, buscar otros “patios”, otros lugares donde poder evangelizar y hacer tutoría”.
¿Cómo se desarrolla la actividad?
“La dinámica es muy sencilla… Nos juntamos a las 8:15 am en el estacionamiento (donde partimos) y leemos el evangelio del día. Luego comenzamos nuestra caminata durante 30 minutos donde llegamos a un lugar precioso, donde hay árboles y un arroyo, donde los pájaros cantan y Dios se manifiesta con potencia en la naturaleza. En ese lugar nos sentamos por algunos minutos y hacemos oración personal, son unos minutos de silencio donde cada una se encuentra con Dios y conversa con Él. Luego, regresamos”.
Comparte su experiencia, Consuelo Searle (B04), oblata y apoderada: “Fue muy rico comenzar el día conectándose con la naturaleza, conocer a nuevas personas en un ambiente de simpleza y amistad en donde hablar de religión, lectio o Jesús fue algo libre pero a la vez cercano. Me sentí muy acogida”.