“Yahvé’ Dios de Israel’ bajo cuyas alas has venido a refugiarte” (Rt 2, 12).
La Hospedería ha sido un espacio de encuentro para diferentes grupos de estudiantes y exalumnos del Colegio San Lorenzo durante estos últimos dos meses. Cada una de las experiencias consiste en vivir una semana bajo la regla de san Benito y los pilares manquehuinos.
Comienza con la oración de Vísperas en la Decanía san Lorenzo. El día a día se va desarrollando entre labores domésticas, como: cocinar o limpiar los lugares comunes, horarios de oración y servicio.
Elizabeth Osorio, quien está a cargo de esta experiencia, nos cuenta: “Cenamos con lectura, que nos ha permitido elevar las conversaciones con los jóvenes y profundizar lo que estamos viviendo comunitariamente. También hacemos lectio, en donde los jóvenes han podido despertar a la Palabra, y además tenemos un tiempo de estudio, trabajo o de servicio donde hemos podido salir a compartir café y pan con nuestros vecinos que están en situación de calle. Ha sido un gran regalo este espacio porque verdaderamente nos hemos hecho muy amigos. Pasaron de ser vecinos a amigos. Un día uno de ellos preguntó por el grupo anterior, así que al ver la insistencia hicimos una videollamada grupal donde pudo saludar y compartir. Por otro lado, tenemos a otro joven extranjero que se juntará con los muchachos para jugar a la pelota y así, entre otras anécdotas o hitos que Dios ha permitido para que todos crezcamos en el amor.
Es impactante como ellos nos han forzado a compartir la Palabra o hacer bendiciones, como ellos llaman, tanto así que creemos que los más bendecido de estos encuentros somos nosotros, que hemos recibido todo el amor de parte de ellos, y cómo una y otra vez palpamos el Evangelio de la viuda pobre que da todo lo que tiene. Porque sinceramente nosotros damos de aquello que nos llega de las donaciones de los mismos estudiantes de III y IV medio que están involucrado en estas experiencias, sin embargo, ellos dan todo lo que tienen, como por ejemplo, una mochila nueva a una joven, una caja de jengibre para la comunidad que evidenciaba un resfriado, o unos kilos de harina que recibieron por trabajos pequeños que realizaron en el día, o como las bellas rosas que no alcanzó a vender, pero las regaló a cada una de las mujeres que estuvimos compartiendo en la calle con ellos. Y lo más impactante son las lecturas que nos han regalado de agradecimiento, y lo bíblicos que son. Para nosotros, que hemos pasado por la hospedería, hemos visto cómo Dios hace un Evangelio nuevo tanto en nosotros como en ellos”.