Recordamos a nuestra querida Inés, quien hace diez años partió a la casa del Padre. Promesada, fue voluntaria de la acogida de la tarde en los inicios de la Hospedería y luego encargada, donde su servicio y constancia son recordados con mucha admiración y cariño. Vivió intensamente el tiempo que Dios le dio en esta tierra, entregada a servir a los demás. Pocos días antes de su partida compartió con nosotros: “Poco a poco el Señor me ha ido regalando su gracia y hoy yo no puedo vivir sin mi lectio diaria y a veces abro la Biblia al azar, pidiendo al Espíritu Santo me muestre una Palabra para tomar una decisión difícil. También cuando estoy triste, angustiada o feliz y quiero agradecerle algo. Él nunca me ha defraudado y siempre me entrega la palabra justa” (He visto al Señor I, pág 14).