Se desarrolló en la mañana del sábado 23 en el Colegio SS CC de la Alameda, participaron párrocos, diáconos permanentes, vicarios, agentes pastorales, representantes de movimientos eclesiales y de comunidades parroquiales. La primera intervención estuvo a cargo del arzobispo saliente de Santiago, quien pidió a Dios conceda “una asamblea diocesana de comunión”, y afirmó que “quienes nos encontramos en este día de hoy en este encuentro educativo pastoral somos parte del Pueblo de Dios que peregrina entre los consuelos de Dios y las tribulaciones del mundo”. El vicario pastoral, monseñor Héctor Gallardo, presentó las acentuaciones pastorales que marcarán la actividad evangelizadora durante los próximos dos años en la arquidiócesis, que tuvieron como fuente de reflexión la “Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Chile”, enviada por el Papa Francisco en mayo de 2018. Como siempre, asistieron miembros de las decanías y colegios de Manquehue y algunos nos cuentan:
Mónica Donoso, Directora Área Formación CSL: “Las palabras de Monseñor Ezzati, en relación a la aceptación de su renuncia y el anuncio de la designación como Administrador Apostólico de la diócesis de Santiago, de monseñor Celestino Aós, marcaron este encuentro. La invitación fue, que estamos llamados a vivir con fuerza a ser una iglesia más misericordiosa, que fortalece la vida comunitaria. Ser una iglesia servidora, con una clara opción por los pobres “con rostros concretos”. Una Iglesia que acoge y se empeña por vivir el buen trato y la prevención de abusos. Una Iglesia que opta por los jóvenes. Participar este año en particular es un regalo y un gran desafío, todos somos Iglesia y todos tenemos una responsabilidad concreta. La invitación es a mirarnos, levantarnos y atrevernos a nacer de nuevo para ser verdaderamente Iglesia”.
Patrick Blumer, Oblato y Encargado Pastoral CSB: “Este año fue especial, porque coincidió la asamblea con la noticia, tanto a nivel de Iglesia como en la prensa nacional, que el Papa Francisco había aceptado la renuncia del Cardenal Ricardo Ezzati, nombrando Administrador Apostólico a Monseñor Celestino Aóz, obispo de Copiapó, con el resultado que todos los presentes tuvieron la experiencia de presenciar en vivo un momento cargado de significado: habiendo sido todos testigos durante los últimos años de las recriminaciones dentro de la Iglesia, fue imposible ser indiferente. La presencia de un grupo de manifestantes que hicieron una protesta, sentida pero no violenta, añadió no poca tensión, y con todo, fue una mañana para sentir y vivir la profunda contradicción que significa peregrinar con fe como miembro de una Iglesia santa y pecadora, consciente de su necesidad de su Salvador. Por algo el lema de las Acentuaciones Pastorales 2019-2020 es “Es preciso nacer de nuevo” (Juan 3,7): sin duda todos los que estuvimos allí nos sentimos llamados a hacer nuestra la invitación, y a ayudar a nuestra Iglesia a hacer lo mismo”.
Magdalena Salazar, Encargada Área Familia CSL: “Sentí que estaba viviendo un momento histórico, lleno de dolor, de contradicciones, pero de gran esperanza. Hacía muy poco rato el Papa había aceptado la renuncia del Obispo y había nombrado uno nuevo para la Iglesia de Stgo. Había mucha gente “haciendo Iglesia”, laicos, sacerdotes, el arzobispo, y todos creyendo fuertemente en que “estábamos aquí porque hemos creído en el Amor”.
Jonathan Cartagena (L11): “Fue un inicio de año pastoral muy diferente al de otros años pero también muy importante al fuerte llamado que nuestra iglesia nos invitaba, reconociendo la gran tarea que tenemos de volver a nacer de nuevo desde lo más alto para ver el Reino de Dios (Jn 3, 1-8), pero también recordando siempre que todos somos iglesia y debemos hacer este cambio como laicos. Bueno, a mí en lo personal me hace desafiarme mucho más a construir Iglesia desde mi labor en el colegio, pero más aún en mi vida personal y profesional junto con mis amigos y familia”.
Matías Lustig, Promesado CSA: “Primera vez que voy a la inauguración del año pastoral, y me tocó una jornada histórica, donde el obispo Ezzati aprovechó de despedirse y se leyó una carta del nuevo administrador apostólico. Me llegó mucho la primera parte de la jornada, donde todos los asistentes rezamos salmos e hicimos oración, en una especie de oficio divino. Luego, todos juntos terminamos invocando al Espíritu Santo con cantos. Me dio gusto ver una Iglesia unida en la oración, porque se sabe en una crisis de la cual solamente podrá salir con ayuda de la Gracia.
Lo otro que me llamó la atención es como la Iglesia, en sus indicaciones para el año, hace énfasis en muchos elementos que tienen que ver con nuestro carisma Manquehuino, como participar de la Eucaristía, hacer Lectio Divina y la escucha y acogida.”