El domingo 9 de abril, desde muy temprano, se corrió el Cuasimodo en la parroquia de Colina. Algunos asistentes compartieron cómo fue vivir esta fiesta de Cuasimodo en Colina.
Consuelo Searle (B04), oblata: “Como familia fuimos a Colina a ver la procesión del Santísimo Sacramento escoltado por una larga fila de caballos y jinetes. En la esquina de San Miguel con Av. Nueva Colina nos topamos con varias familias y amigos. Juntos nos acompañamos y fuimos testigos de esto. Saludamos al rector del CSA, Alejandro Greene, a quien vimos sobre su caballo con su respectiva asociación. Y luego participamos de la misa presidida por el obispo Carlos Godoy, quien nos anunció la unidad de la Iglesia desde la centralidad de Cristo. Queda resonando en el interior la voz de los jinetes que a una proclaman el “SANTO” respondiendo: “¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!”.
M Cecilia Bernales (B95), oblata: “Yo sólo agregar la alegría que da poder ser testigo de una tradición de religiosidad popular tan viva, que gira en torno a la fe en Jesucristo Sacramentado. Me hace volver a despertar a su presencia real en la Eucaristía y a sentirme orgullosa de nuestras más profundas raíces cristianas, a veces tan escondidas en medio de los problemas de nuestra sociedad; pero que están ahí y de manera misteriosa y escondida, tal como la Eucaristía, van abriendo espacio para que se manifieste la acción de Dios en medio de nuestro país”.
Roberto Quiroga S. (A08): “La verdad es que no tengo muy claro por qué cada año (desde hace ya muchos años) voy al Cuasimodo. No sé si es por los más de tres mil o cuatro mil caballos en Colina, o el atuendo tan pintoresco de los cuasimodistas, o ese ambiente religioso, fervoroso y sencillo que se respira ahí. Lo que sí sé, es que me emociona profundamente ver a tantos hombres, mujeres, niños y viejos “correr a Cristo” todo un día, desgastándose física y emocionalmente, con la esperanza de percibir un fruto espiritual, un don de Dios o, simplemente, por devolverle la mano a aquel que lo dio todo por nosotros. Fe viva, tradición profunda, sentido y espiritualidad. Espero que el Cuasimodo no muera nunca, que siga irradiando para siempre luz y esperanza en nuestra tierra chilena. ¡Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo! ¡Llenos están los cielos y la tierra de la majestad de vuestra gloria! ¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!”.