Entre los días 1 y 6 de agosto se llevó a cabo la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, con la asistencia de más de un millón y medio de peregrinos.
En la ceremonia de bienvenida el 3 de agosto, el papa Francisco hablando de la acogida de Jesús: “Jesús no señala con el dedo, sino que abre sus brazos. Nos abraza a todos, Jesús nunca cierra la puerta, sino que te invita a entrar, Jesús recibe, Jesús acoge. En estos días cada uno de nosotros transmite el lenguaje de amor de Jesús. Dios te ama, Dios te llama, quiere que estés cerca de él”.
En el Vía Crucis en el Parque Eduardo VII el 4 de agosto, el Papa enfatiza sobre el amor de Jesús por cada uno: “Jesús empieza este camino por mí, para dar su vida por mí y nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos, el que da la vida por los demás. No se olviden de esto, nadie tiene más amor que el que da la vida y esto lo enseñó Jesús”.
El papa Francisco viajó hasta Fátima, pidió a los peregrinos que cerraran los ojos y sintieran la presencia de María, “la Madre que le dice a Jesús: haz lo que éste te está pidiendo”. “Hay tantas advocaciones de María, pero una que podemos decir también pensando, es esta: La Virgen que sale corriendo, cada vez que hay un problema, cada vez que la invocamos, no tarda, viene, se apura, “Nuestra Señora apurada”.
En la tarde del sábado 5 de agosto, el Santo Padre presidió la Vigilia, alentando a los peregrinos a “Levantarse del suelo, porque estamos hechos para el Cielo; para estar en pie ante la vida, no sentados en el sofá. Levantarse de la tristeza para mirar hacia lo alto. Es el primer paso que hay que dar por la mañana al levantarse… Agradeciendo, dando gracias a Dios… Tómate un momento para decirle: ‘Señor, gracias por mi vida. Señor, haz que ame la vida. Señor, tú eres mi vida’”. “La única oportunidad, el único momento que es lícito mirar a una persona de arriba para abajo es para ayudar a levantarse”.
A las 9 de la mañana del 6 de agosto comenzó la misa de envío en el Campo de Gracia, presidida por el papa Francisco, quien llamó a los jóvenes :“A ustedes, jóvenes, que quieren cambiar el mundo y luchar por la justicia y la paz; a ustedes, jóvenes, que le ponen ganas y creatividad, pero que les parece que no es suficiente, a ustedes, jóvenes, que la Iglesia y el mundo necesitan como la tierra necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro; sí, precisamente a ustedes, jóvenes, Jesús les dice: No tengan miedo”. (Santa Misa de Clausura de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa, 6 de agosto).
Antes de finalizar la eucaristía, el Santo Padre anunció que la ciudad de Seúl, capital de Corea del Sur, será la próxima sede de la JMJ, en 2027.