Nuestro corazón, nuestro interior distinto de lo que se ve, ahí nacen pensamientos, sentimientos, decisiones y acciones. En el corazón buscamos a Dios, le escuchamos, le servimos, le alabamos, le amamos y encontramos a Dios. Ahí descubrimos su imagen en nosotros, su vida y su Espíritu que nos impulsa a decir Abbá Padre. En donde reconocemos que Dios no está lejos, sino que habita en nosotros, pues “en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28). Así, en este tiempo de pandemia y en la situación social chilena, con la ayuda de la Virgen, desde el interior comenzar a ver el exterior de otra forma, para descubrir que en vez de problemas hay un bien, descubrir a Cristo en quien me produce molestia, descubrir a Cristo en el enfermo, en el vecino, en el huésped y en toda persona.
De la Homilía Vísperas Generales (02/11/20).