“Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación”
(2 Co 6, 2)
El lunes 7 de marzo celebramos, en las diferentes decanías, las primeras Vísperas Generales de este año, en que la comunidad pudo reencontrarse y rezar juntos en esta primera semana de Cuaresma.
En San Benito, Magdalena Salazar, oblata, invitó a vivir este tiempo de Cuaresma como un tiempo de gracia, “Es verdad, estamos viviendo tiempos difíciles, pero ¿qué tiempos han sido fáciles? A san Benito también le tocó enfrentar un profundo tiempo de crisis y confusión”. Nos invitó también a aprender de su testimonio: a seguir a Cristo radicalmente. ¿Cómo?: “En primer lugar, cambiando nuestra mirada, mirando con ojos renovados y tratando de descubrir que éste también ha sido y es un tiempo de GRACIA. Todas las circunstancias nos han forzado a tomar conciencia de lo que somos, hemos visibilizado la fragilidad de nuestra existencia, la fragilidad de la paz, nuestras propias limitaciones e incapacidades. Quizás muchos de nosotros hemos podido descubrir nuestra total dependencia de Dios y nuestra necesidad de Él”.
En San Lorenzo, frente al altar, había un rectángulo de tierra. Su decano Patrick Blumer, oblato, a partir de la lectura de Juan 8, la mujer sorprendida en adulterio, nos invitó a ver la Cuaresma como un camino: “Un camino nuevo a partir de experimentar la misericordia y la comprensión, un camino con la posibilidad de comenzar de nuevo”. A preguntarse “¿Dónde va mi camino de Cuaresma este año? ¿Por cuál camino me está llamando el Señor?” La Cuaresma, continuó, “también es un campo donde podemos sembrar. Tal vez nuestra tierra no nos parece fecunda, pero el amor y la misericordia de Jesús lo son. ¿Qué vamos a sembrar en el suelo de esta cuaresma?”.
En San Anselmo, Catalina Quiroga (A09), promesada, invitó a vivir las prácticas de Cuaresma. “El ayuno, sacando de nuestra vida todas las cosas que nos sobran, que nos alejan de Dios y del presente. La oración, exhortando y animando a que vuelvas, vuelve a la oración, abre tu Biblia, conversa con el Señor. No somos cristianos por una decisión ética, sino que porque nos hemos encontrado con Jesucristo: una persona que cambia nuestra vida, nuestra mirada, una persona que nos da esperanza, que nos habla de amor, de perdón, de misericordia, que nos mira con ojos de chochera, que es nuestro fan número uno y que espera todo de nosotros, porque nos pensó y nos creó. Por amor quiere estar con nosotros y la oración es una manera muy concreta de estar con Él. La limosna, saliendo al encuentro de los demás, es hacer con los demás lo que Jesús ha hecho con nosotros: nos ha mirado y nos ha amado”.