La Confederación Benedictina es la forma en la que se reúnen, manteniendo cada uno su autonomía e historia particular, los monasterios que siguen la Regla de San Benito de todo el mundo.
La Confederación comenzó en 1893, cuando el papa León XIII pidió a los monjes benedictinos que se agruparan en diferentes Congregaciones, para poder acompañarse mutuamente y coordinar su representación ante la Santa Sede.
El Abad Primado es elegido por el Congreso de Abades. Como cabeza de la Confederación Benedictina, coordina y visita las diferentes comunidades, representa a los benedictinos ante la Santa Sede, siendo expresión de la unidad entre los benedictinos de todo el mundo y un signo de inserción en la Iglesia universal.