Entre el 8 y el 14 de noviembre, inspiradas en este lema y buscando tener un espacio de profundo encuentro con Cristo a través de su Palabra, la liturgia, la naturaleza y la vida comunitaria, un grupo de la Rama de la Decanía San Anselmo vivió una experiencia en el Puesto San Agustín. Carolina Palacios, Claudia Quinteros (promesadas), Carolina Cifuentes, Ana María Pino, Rosita Abraham, Ariela Salazar, Eugenia Kysilka y Ana María Ugalde, quienes fueron acompañadas por Consuelo Searle (B04), oblata, y Paula Millán, promesada y Jefa de Rama.
Rosita Abraham, de la comunidad santa Teresita, comparte: “¡Un gran regalo! Pude parar, salir del estrés cotidiano sin celular ni electricidad; desconexión necesaria para conectarme con ese entorno de máxima paz y belleza que es la Patagonia. Un espacio donde lo cotidiano es vivido minuto a minuto en un encuentro profundo con Dios, junto a la comunidad y todos quienes nos recibieron. Cada trabajo, reflexión, comida y lectura es vivida en plenitud, consciente en el “ahora”, disposición necesaria para estar atenta y escuchar. Lo recibido es un regalo y me lo traje para vivirlo en lo que me toca en mi día a día. ¡Ahora… solo agradecer!”.
Eugenia Kysilka, de nacionalidad argentina, que vivió por ocho años en Chicureo y hace casi dos años volvió a su país, nos cuenta: “Desde que estoy en Argentina continúo uniéndome vía zoom todos los viernes con mi comunidad Santa Faustina. Siempre me dio curiosidad saber y escuchar de San José. La aventura de ir, compartir con gente que quizás la había visto solo una vez, trabajar, hacer la Liturgia de las Horas y ejercicios de espiritualidad fue perfecta, todas hicimos de todo. Encontré que todo es manifestación de Dios; el manto de estrellas que te cubre te teletransporta al agujero de eternidad, la belleza del cuadro queda completa con lo invisible. ¡Gracias por esta maravillosa oportunidad!”.