El jueves 2 de julio, Alejandro Grohnert (B99) JJM, y Álvaro Gazmuri (B01), Hospedero de JJM en San Benito, acogieron por parte de la comunidad a los jóvenes a su vuelta de San José. “Compartimos un momento de tremenda alegría, nos hablaron como hombres de gran experiencia y con la complicidad de tener en común la amistad con Cristo. Realmente, nos llenó de ánimo y celo misionero escucharlos hablar con tanta radicalidad y sabiduría”, comenta Alejandro. Los jóvenes, logran traspasar su experiencia destacando algunas palabras: Santiago Garcés (B17): “Yo diría que mi paso por San José fue como una experiencia de volver a caminar junto a Dios, para descubrir la verdadera libertad en Cristo y los frutos que esta trae: la paz, la alegría, el pleno agradecimiento por las cosas. Creo que da inicio a un proceso personal de hacerme niño (cf. Mt 18, 3), y confiar que todas las cosas están bien porque estoy en las manos del Padre (Lc 23, 46); Él sabe lo que hace. Mi parte es, solamente, confiar. El desafío está, en lo personal, en tener apertura a la acción del Espíritu y perseverar en todo lo vivido y aprendido en San José; guardar fielmente el deposito (cf 2 Tm 1, 12) que recibí en ese lugar. Especialmente hoy, que considero que es un tiempo tremendamente favorable y de salvación (cf 2 Co 6, 2), porque las circunstancias me obligan a profundizar aún más en un claustro interior, a no abandonar lo que he recibido de Dios, sino mantenerme firme a todas estas cosas, hasta el final (Ap 2, 25)
Vicente Aguad (B19): “Partimos los cuatro jóvenes el 3 de marzo y volvimos el 30 de junio. Sin duda esta experiencia fue de gran encuentro para todos nosotros, ahora entiendo lo que me dijeron hace poco; “en San José Dios grita”. Yo personalmente vi a Dios reflejado en la comunidad, la creación y sobre todo en la palabra, donde yo descubrí que Dios me habla por medio de ella. Me quedo con la gran amistad en Cristo que formamos en la casa y con la gran acogida de los vecinos de Mallin y Guadal. Estoy muy agradecido de la Paz que encontré en este lugar y que puede estar en cualquier lugar”.
Benjamín Muñoz (B16): “Volver de la Patagonia a la cuarentena podría verse como un cambio muy brusco. Aquí les cuento la verdad: absolutamente. Pero de eso se trataba, aprender a vivir san José independiente de las circunstancias. Me veo lleno de energía para enfrentar estos tiempos, y puedo decir que eso no lo hace más fácil. Pero me ha regalado lo más importante para seguir adelante; esperanza. Esperanza de que todo esto es parte de un plan, que quizás nunca entienda, pero un plan perfecto. Ahora que quizás es más difícil estar al tanto de las personas que queremos, les regalo algo que aprendí allá: quien ama profundamente a una persona no necesita ser presencialmente parte de su felicidad. Por sobre todo le importa que sea feliz. En ese contexto, recen por quienes lo necesitan, aunque no puedan verlos. Solo confíen en Dios”.
Juan Esteban García (San Jorge de las Condes): “Nunca pensé que un lugar sin luz, sin celular y alejado de todo, se convertiría en el mejor lugar para estar.
Con o sin pandemia. La experiencia que viví la considero un gran regalo de Dios, porque me reencontré con Él y literalmente con la vida. Me fui buscando una simple desconexión y disciplina y me encontré con una comunidad, oración y amor”.