El fin de semana del 22 al 24 de junio se realizó el retiro de promesados estables del Movimiento. Bajo el lema “el espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza” (Rm 8, 26),”Vivamos una vida nueva” (Rm 6,4), más de 60 personas reflexionaron en torno a este lema. Algunos de los participantes nos comentaron como vivieron este retiro. Mariano Valdés DSB: “a HABITAR en nuestro interior en contemplación de Dios y hacer de esta conciencia el foco renovado de la Lectio de cada cual, fue una nueva mirada muy desafiante en este camino de disminuirme yo para que El crezca en mí, según Juan el Bautista”.
Carolina Herrera DSB: “¿Aceptarías una invitación a un lugar dónde el Espíritu te ayude a vivir con tus flaquezas, desde lo que tú realmente eres? Ese fue lo que intentaron transmitirnos en las charlas y trabajos del retiro, gracias al silencio y a estar en un lugar apartado pudimos superar nuestras distracciones y abrirnos a la escucha de Dios. Vivir en la conciencia de que somos creados como criaturas amadas por Dios e invitadas a resonar como tales. Salir de la anestesia de nuestros tiempos y estar al servicio de la Comunidad, agradecer por lo que somos y por lo que tenemos, serenarnos en los tiempos difíciles y esperar los tiempos de Dios, sus consejos, sus señales, sus caminos hacia la solución…hacia la luz”.”El día en que clamé, me respondiste y aumentaste la fuerza en mi alma.” (Sal 138)
M Inés Prado DSL:“para mí fue un alegre reencuentro con la comunidad de promesados del MAM.
Las oraciones juntos me llenan de alegría y gratitud.Aprendí a renovar mi forma de hacer Lectio para encontrarme con el Señor, conocerlo, y dejar que ilumine mi vida.¡Gracias por esta gran oportunidad!
Dominga Larraín DSA “¡He visto al Señor” (Jn 20, 18). El fin de semana recién pasado participé por primera vez en el Retiro de Promesados de Manaquehue. Fue una experiencia profunda y marcadora, que me permitió desconectarme de lo terreno y caduco para volver a mi claustro interior, tomar conciencia de la presencia amorosa y salvadora de Dios en mi vida y en la vida de todos aquellos con los que tuve la posibilidad de compartir una charla, un taller, una oración en silencio, en el oficio o una lectio. Fue, también, una oportunidad para experimentar cómo se vive la amistad espiritual en Manquehue , aquella que se construye EN Cristo, CON Cristo y POR Cristo. Finalmente, me quedo con la invitación a renovar mi mirada, la escucha y el corazón para encontrar a Dios en su Palabra, conocerlo más y así estar atenta Su manifestación.