Noviembre 15, 2017 Noticias

Retiro Promesados en San José

Entre el 31 de octubre y el 8 de noviembre, cinco promesados del Movimiento vivieron un retiro en San José. De la decaía San Anselmo fueron Maite Zaccaría y Verónica Rojas, mientras que de la decanía San Benito viajaron Carlos Eduardo Ossa, Isabel Pinto y Ximena González.

Maite Zaccaría: “La verdad es que sé que con Dios me puedo encontrar en cualquier lugar, pero allá es más fácil, al estar desconectada de la tecnología me permitió conectarme mejor con las personas y sentir mejor la presencia de Dios. En todo se puede sentir que Él se manifiesta y sale al encuentro de cada una de las personas que allí nos encontramos. Sólo puedo decir, que estoy profundamente agradecida de la experiencia vivida”.

Verónica Rojas: “Experimenté la gran alegría y amistad en Cristo que se vive en la comunidad Sta. Hilda, donde nos acogieron e integraron a todas las actividades que realizan. Viví el presente, con mi mente y corazón, sin estar siempre planeando el futuro, pude ser hija nuevamente, me dejé guiar; siento que a esto me llama Dios, a dejarlo ser mi Padre, a confiar en su amor y en sus planes, no preocuparme por cosas que no están en mis manos. Pude escucharlo, hacer silencio interior y comprender que Dios está a cargo y actúa en cada uno, que nos santifica porque Él es santo y es la fuente del amor. Nuestra vocación es al amor en todo lo que hacemos y con todas las personas, esto es lo que nos hace verdaderamente felices y nos da paz. Mi promesa me ayuda a ser fiel a este camino de vida. “Pues yo confío en tu amor, en tu salvación goza mi corazón” (Sal 13,6).

Ximena González: “Vivir esta experiencia de 10 días en la Patagonia, en la casa Santa Hilda, fue volver a ser hija, aprender a no planificar, a soltar y a confiar. Logré vivir profundamente todo lo que me tocó, gozar intensamente de la naturaleza, del cariño, de la delicadeza, de la oscuridad, de la energía y del cansancio, de rezar y trabajar. Siento que principalmente Dios se me manifestó en el amor de quienes me acogieron y de quienes permitieron que pudiera vivir estos días. Descubrí que Dios quiere que sea mamá sin perder el “ser hija” y quiere que confíe en su Plan Perfecto tal como confié allá. Quiere que suelte… que siga soltando, que siga trabajando, que siga rezando.
Él me rescató, me eligió y me amó primero. “Permaneced en mí, como yo en vosotros” (Jn 15, 4)

 

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