Este fin de semana se realizó en Punta de Tralca, el retiro de los Promesados Estables 2019, nos cuenta Roberto Quiroga, oblato MAM: “Fue un encuentro fraterno, alegre y profundo de oración, vida comunitaria y reflexión en torno a la vida de san Benito para descubrir en ella caminos de oración y vida en el espíritu. El ritmo de la liturgia de la horas, y los temas el libro de los Diálogos de san Gregorio Magno nos hicieron profundizar en el carisma Manquehuino”. Del retiro, nos comparten su testimonio:
Verónica Rojas, Promesada DSL: “El Señor me mostró su amor, me invitó a buscarlo en mi interior, a escucharlo siempre en su Palabra, en la liturgia, en el silencio de la oración y en la comunidad, la Iglesia viva. Mi Padre, siempre está conmigo, desde esta certeza quiere ir cambiando mi mirada de la realidad, para que pueda ver y vivir la realidad desde su amor y ser plenamente feliz. “Entonces pasé yo junto a ti y te vi. Era tu tiempo el tiempo de los amores. Extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; me comprometí con juramento, hice alianza contigo – oráculo del señor Yahvé – y tú fuiste mía”. (Ez 16,8). Quiere que confíe en su amor y vaya soltando todas las falsas seguridades y espejismos de felicidad, también los miedos y problemas que crecen en la mente y me quitan paz. “Me has hecho conocer caminos de vida, me llenarás de gozo con tu presencia” (Hch 2,28).
Tere Navarro, Promesada DSB: “Un gran regalo de Dios”. Con un clima precioso, con momentos de oración, Lectio y vida comunitaria, tuve la oportunidad de reflexionar y profundizar en nuestro carisma, percibir con los sentidos espirituales la presencia tangible de Dios allí conmigo y reconocer que mi ser está en Dios y no en lo “terreno, transitorio y caduco”.(RB 2,33). Solo agradecer a Dios por todo lo recibido y volver a lo cotidiano con la certeza que sí se puede nacer de nuevo día a día en el Espíritu. Porque de él, por él y para él son todas las cosas.¡ A él la gloria por los siglos ! Amén. ( Rm. 11,35)
Benjamín Vásquez, Promesado DSA: “La santidad es, en conclusión, nuestra verdadera personalidad, nuestra vocación más profunda”, esta cita marco para mí el retiro de promesados. Pude recordar y renovar mi anhelo de santidad, que está vivo en mi interior. Un llamado a vivir mi libertad como hijo de Dios, en mi comunidad manquehuina, “quitándome todo lo que no es mío” y aprendiendo a rescatar de la vida de San Benito todos los ejemplos de santidad más cotidianos”.