Como contamos en El Boletín anterior, se llevó a cabo el retiro de promesados los días 1 y 2 de julio. Compartimos testimonios de algunos participantes.
De la Decanía San Benito:
Patricia Chacaltana: “El retiro fue una invitación que me hizo revivir el gozo de sentirme parte de esta Escuela de Servicio Divino y aprender con la ayuda de muchos. Un espacio para disfrutar del silencio, para entrar en mi interior y escucharlo a Él, su Palabra. Reconocer de todo lo que debo despojarme, vaciar mi corazón para ensancharlo por la acción de su gracia, dejarme transformar, aunque duela, no temer y confiar en su amor. Me deja con muchos desafíos. Me quedé con el “Solo en Dios descansaré, de él viene mi esperanza. Solo él, mi roca, mi salvación, mi baluarte, no vacilaré. En Dios está mi salvación y mi honor. Dios es mi roca firme y mi refugio (Sal 62, 6-8)”.
Daniel Hurtado (B09): “Fue mi primer retiro como promesado y quedé muy feliz y agradecido. Lo primero que valoré fue la oportunidad de ser guiado por otros mayores y poder entrar de lleno al silencio. Fue como volver a ser formando en San José; experimenté quietud y descanso. Por otro lado, me encantó el tema tratado. Me hizo mirar mi vida como una historia agradecida de salvación, llena de experiencias de cruz y resurrección. Pude ver mis fracasos y limitaciones a la luz de la Gracia de Dios, quien se ha asegurado de tomar mis cinco panes y dos peces, multiplicarlos y darme frutos de paz, libertad, alegría y amistad. Estoy muy agradecido. Después del retiro, me siento más amigo de mis límites. De esos momentos en que me doy cuenta que no doy más. Porque es en esos momentos, donde me abro a la gracia y Dios hace lo suyo. Hoy elijo alegre cargar mi cruz, llevando en el corazón el versículo: “¡Sí, grandes cosas ha hecho por nosotros Yahvé, y estamos alegres!” (Sal 126, 3)”.
De la Decanía San Lorenzo:
Carolina Rojas: “El retiro fue un espacio de mucha paz, encuentro con el Señor, con las otras personas de la comunidad y sobre todo fue un redescubrir y despertar a la presencia de Dios permanente en mi vida, una invitación a crecer en humildad para poder reconocer tanta gracia que he recibido, tanto amor, tanta misericordia de Dios. También sentí fuertemente una invitación a vivir desde el Espíritu, a abrir mis ojos, mis oídos, mi corazón para poder mirar, escuchar, acoger, amar como lo hace el Señor. Volví con el corazón ensanchado, por la inefable ternura del amor de Dios, agradecida también de la comunidad, donde comparto con otros esta historia de salvación y de amor que Dios va haciendo conmigo y con los demás”.
Jenifer Latorre (L01) : “Fue muy bueno vernos, hacía mucho tiempo que no nos veíamos y eso le da mucha fuerza al espíritu y a mi vocación de promesada. El lema se me fue manifestando durante el retiro, en las charlas, en las lecturas, en la oración. Los trabajos los realizamos en grupitos chicos y mezclados, fue buenísimo compartir la Palabra con personas que no son de mi decania pero que nos une la misma vocación. Finalmente me quedo con el profundo y gratuito amor del Padre que me llena y me invita a ser libre y feliz.
De la Decanía San Anselmo:
Verónica Rojas: “Este año finalmente pudimos juntarnos para nuestro retiro anual de promesados. El tema fue “Gracia y Humildad”, y como van estrechamente unidas, sólo por el camino de humildad podemos hacer espacio a la gracia. Necesito vaciarme de cosas que me apartan de su amor, como mi propio orgullo y mis miedos. El Señor me invita a confiar plenamente en su amor, con la libertad de ser su hija amada. No temer en dificultades, es necesario ensanchar el corazón y esto pasa necesariamente por el dolor, la cruz, camino de salvación que no hago sola, si no con gracia de Dios, con su fuerza y con la ayuda de la comunidad. “Mi gracia te basta que mi fuerza se realiza en la flaqueza” (2Cor 12, 9)”.
Bernardita Illanes: “Agradezco profundamente, primero que nada a Dios, y luego a san Benito y a esta gran comunidad de Manquehue, por haber ensanchado un poco más mi corazón. Fue un retiro de mucha conversión. Me quedo con un fuerte impulso de comenzar a vivir un camino de humildad y humillación, como lo propone con tanta devoción san Benito. Deseo que este camino verdaderamente me despoje y me vacíe para recibir la gracia amorosa de nuestro Padre. Espero que en conjunto con mi comunidad podamos avanzar hacia el Reino eterno. Comprendí una vez más que a pesar de las tribulaciones que se pueden vivir, dentro de una comunidad la “ayuda de muchos “me sostiene”.
Ignacio Vallejos (A08): “Fue muy bueno volver a encontrarnos como comunidad de promesados en torno a la Palabra de Dios y la Oración. El retiro fue muy profundo, abordamos la humildad como vehículo para ensanchar el corazón. No solo nos ayudó a entenderlo, sino a darle sentido a las humillaciones que vivimos día a día en nuestras vidas. El ritmo de oración, charlas y trabajos, nutridos por el oficio divino y el silencio, convirtieron nuestros corazones en tierra fértil para que habitara el Espíritu. Las palabras de José Manuel y el llamado de Roberto Quiroga a participar de las decanías fueron el broche de oro de este gran retiro de invierno”.