Con este lema se realizó el retiro abierto de la Rama Adultas de la DSA, en el que los asistentes tuvieron la oportunidad de tener una mañana de silencio y oración.
Ana María Ugalde: “Sin duda fue una oportunidad maravillosa de hacer un alto para estar solo con Dios. Fue una mañana de mucha paz, escucha, de estar atentos a Él y sobre todo de sentirme muy amada por Dios. Fue una mañana muy enriquecedora y de mucha tranquilidad, buscando lo esencial y muy conectada con Dios. Simplemente maravilloso. Poner siempre a Dios en primer lugar en mi vida… lo recomiendo”.
Macarena Molina: “el retiro fue un descanso del ruido permanente que tenemos en la cabeza por las preocupaciones y las cosas por hacer del día a día. Pero no fue un descanso como dormir o estar sin hacer nada, este fue un descanso mucho más profundo, en silencio. Un silencio que te da paz y te deja oír lo que Cristo te quiere decir. Cristo te deja descansar en Él y te da silencio para que lo puedas oír”.