El viernes 24 de diciembre se realizó el último retiro Senderos de este año 2017 en la Viña Sánchez de Loria en Panquehue.
A continuación les dejamos cuatro testimonios de quienes participaron en este retiro:
María Gracia Carvallo: “¡Senderos fue espectacular! Fue emocionante descubrir cómo cada cosa que pasa en la viña tiene un sentido fuerte: cada poda, cada corte, cada proceso, cada tiempo de guarda, cada vendimia tiene su minuto y su razón de ser. Fue increíble captar que la viña es como la vida y que el viñador todo lo hace para que demos el mejor fruto y lleguemos a ser el mejor vino que podemos ser, ¡todo fue tomando demasiado sentido!”
Carolina García Huidobro: “Fue mi primer retiro Senderos. Una experiencia inolvidable. El entorno, las palabras de Patrick y el silencio, me llevaron a sentir la presencia del Señor desde lo más profundo de mi ser. Un detenerse, para escuchar la voz desde lo alto, que llama a la calma y a la oración, en medio del bullicio del mundo. ¡Cuánto nos cuesta tener la voluntad para dejar todo y partir por unas horas a este encuentro con el Señor! Gracias por haberlo vivido”.
Rafael Carvallo: “Fue un privilegio tener la oportunidad de asistir al retiro Senderos en la “Viña del Señor”. Poder hacer un alto en el camino para meditar sobre la vida, y lo unida que está a Dios. El lugar es muy especial, maravilloso y la organización perfecta. Es impresionante el amor y la acogida que se siente de las personas. Tuvimos un guía, conocedor del proceso de plantación, poda y cosecha que se unía en perfecta armonía con las lecturas y trabajos del retiro. Para mí las personas fueron tan importantes como las lecturas. Realmente es una experiencia imperdible. Gracias a todo el equipo organizador, fue un regalo en este momento del año”.
Ignacio Hue: “Me habían hablado mucho del retiro Senderos. De nuestra experiencia en la viña, me impresionaron las enormes similitudes del proceso de una parra y nuestra vida, mi vida. El tiempo que se toma el viñador para obtener los mejores frutos de su viña, cómo se podan los granos para fortalecer y cosechar los mejores, la mano bien intencionada del viñador para herir la parra y hacer que la savia nutra de mejor manera al sarmiento, las raíces invisibles y el entramado que ordena todo el proceso de una viña. De verdad muy emocionante y esperanzador. Me quedé con una lectura que ya tenía en mi mente, pero que me volvió a aparecer: “Por tanto, no se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia” (Rm 9, 16)”.