Con este lema, el martes 25 de octubre se realizó el retiro “Senderos” en la Viña Sánchez de Loria en Panquehue. Participaron 15 apoderados de los colegios San Benito y San Anselmo, quienes tuvieron la posibilidad de recorrer los viñedos y conectarse con la la obra de Dios a través de la naturaleza, reflejada en el proceso del crecimiento de la vid y el cuidado específico para dar sus frutos.
Todo lo anterior basado en una profunda mirada espiritual e introspectiva de lo que significa para cada uno los procesos internos relacionados al crecimiento y búsqueda de frutos en nuestras vidas.
María Eugenia Fernández (B98), apoderada del Colegio San Benito, nos cuenta: “El retiro Senderos fue una pausa bien inesperada para un fin de año, que siempre es caótico. Se dio que justo estaba por unos días fuera de la oficina, armamos un grupo con dos coapoderadas más y partimos. Y fue una experiencia increíble de reencuentro con Dios y la naturaleza, de silencio, oración. Pero también de una convivencia exquisita a la sombra de las viñas, probando los vinos que de ahí se sacan y conociendo un lugar antiguo y parte de la tradición chilena.
Por otro lado, el eje central de Senderos fue cómo nuestra vida espiritual se puede asemejar al trabajo de una viña y fue maravilloso ir mirando en detención en qué periodo de la vida está cada uno, cómo lo tocaba -en ese sentido- cada instrumento o proceso que ahí se realiza. Fue un día increíble, una sorpresa, y un momento de introspección que necesitaba mucho. ¡Los animo a ir!”.
Alfonso Ardizzoni y Peque Martínez, apoderados CSA, comparten: “Pudimos participar como matrimonio del retiro Senderos que pastoral preparó con tanto cariño. Por esas cosas y circunstancias de la vida se dio que, como pocas veces, teníamos tiempo para ir juntos. La verdad es que fueron pocos los hombres valientes, pero ahí estábamos unos pocos hombres, varias mujeres, un equipo de pastoral preocupado de cada detalle y, sobre todo, estaba Dios, ansioso por hablarnos al corazón.
Curiosamente, la lectura central coincidía con la misma lectura que hace 23 años elegimos para nuestra postura de argollas: Yo soy la vid verdadera. El que permanece en mí y yo en él dará muchos frutos (cf Jn 15, 1-2). Volvimos a recordar ese compromiso que hace un tiempo tomamos y quisimos llevar adelante con Jesús. Sin duda, la vida trae alegrías, tristezas y dificultades, y muchas veces pone a prueba nuestra paciencia. Pero permanecer en Cristo… “Injertado en él” (Rm 6, 5a) nos recuerda que no caminamos solos y que el matrimonio es necesario llevarlo a tres.
Por otra parte, darse el tiempo de escuchar al Señor a través de su Palabra y experimentar que Él tiene respuestas de VIDA, que sobrepasan cualquier consejo humano, es una fuente de paz a la que todos podemos recurrir.
Volvimos renovados, más conectados desde lo que realmente somos cada uno y con un nuevo impulso para seguir trabajando por nuestro matrimonio y por nuestra familia. Muchas gracias al equipo de pastoral por su dedicación y sobre todo al Señor que tocó la puerta para esta invitación”.