Este año el retiro de semana Santa empezó el viernes antes de domingo de ramos, a diferencia de otros años en que los escolares llegaban el miércoles Santo. De esta manera ellos pudieron vivir la Semana Santa completa en San José.
Empezamos con el Domingo de Ramos en Mallín y Guadal. Jesús llegó en un burro y fue aclamado por las multitudes, en las calles del pueblo, que alababan a Dios con ramos de coihue y labra. Y viviendo el horario normal de las casas, de lectio, oración y vida comunitaria, además de los ensayos de coro y las preparaciones prácticas, fuimos esperando con gozo lleno de anhelo espiritual la Santa Pascua.
El miércoles Santo en la tarde empezamos el retiro con una liturgia penitencial en las capillas de las casas de formación. Jueves, viernes y sábado Santo, en la mañana tuvimos distintos momentos de charlas, lectios y catequesis que nos explicaban las liturgias. Esos días llegó también el padre Porfirio con quien pudimos recibir el sacramento de la reconciliación.
El jueves Santo en la tarde tuvimos la misa de la Celebración de la Última Cena con lavatorio de pies en la iglesia de Guadal, para luego volver al monasterio para rezar junto a Jesús en el huerto completas, cantar “mi alma está triste” y una rueda canto a lo divino en torno a una fogata. En los pueblos, el viernes Santo recorrimos las calles, avanzando por el camino de la cruz junto a Cristo y el sábado en la noche, luego de todo un día de ensayos y preparaciones, nos congregamos en la Casa San Beda para celebrar la fiesta de las fiestas: la Vigilia Pascual, todos participamos y tuvimos un rol en la celebración. El domingo de Pascua, llenos de alegría nos levantamos a Laudes, y un abundante desayuno pascual. Compartimos los ecos de lo que fue para nosotros esta semana y terminamos las celebraciones con la misa de Pascua en Guadal y un ágape. El lunes de la octava los escolares regresaron a Santiago.
Algunos de ellos quisieron compartir distintos momentos de la celebración:
Santiago Larraín, IV° CSB: “El domingo de ramos fue una experiencia única, primero porque el lugar era impresionante, uno camina por calles verdes llenas de naturaleza y con vistas impresionantes al lago y los cerros y aunque parecía un domingo de ramos simple, yo veía como si Dios de verdad estuviera pasando en el burrito. Además el conocer a la gente me dio alegría, todos con ganas de recibirme (porque acompañamos a Jesús a bendecir las casas), y conocerme sin prejuicios, la gente me abría las puertas de su casa sin vergüenza, me invitaba a pasar y me ofrecía mate o algo para comer, así que todos quedamos muy felices, ellos con sus casas benditas y yo con el domingo de ramos que he vivido de manera más fuerte.”
Alberto Valencia, IV° CSA: “Para mí haber estado en el vía crucis fue una experiencia muy llenadora, donde pude compartir con un grupo de personas con una cultura distinta a la que estoy acostumbrado, además del hecho de estar en la tutoría con los niños y motivarlos para participar en el vía crucis y luego estar con ellos el viernes santo fue algo que me llevó a usar mis dones como tutor, lo que me hizo muy feliz”.
Tomás Gómez, IV° CSB: “Una de las actividades y experiencias más significativas y llenas de simbolismo, para mí, fue la Vigilia Pascual. Me impresionó el arduo trabajo que tuvimos para prepararla, con el fin de que resulte lo mejor posible. También me llamó la atención que los oblatos y los novicios tuvieran su hábito puesto y que todos prendiéramos nuestras velas con el fuego del cirio, que antes fue encendido en una fogata. En la Vigilia, se leyeron las lecturas y sus respectivos salmos, si tuviera que elegir alguno me quedaría con la antífona “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti Dios mío”. Finalmente terminamos con un abrazo pascual lleno de alegría y un ágape afuera junto al fogón”.