Hace algunas semanas, las mujeres que vivía en Downside volvieron a Chile dejando en su lugar a los hombres que estaban en Ampleforth. Fueron tres años, donde Consuelo Verdugo y Consuelo Braun estuvieron con 16 jóvenes mujeres formando comunidad, grupos de lectio, relaciones de tutoría en este colegio inglés.
Consuelo Braun nos cuenta: “No hay nada que quitar, no hay nada que añadir, las maravillas del Señor no se pueden descubrir. Cuando el hombre termina entonces empieza, cuando se detiene queda asombrado”, Si 18, 6-7. Esta lectura me salió el último mes y describe mucho lo que me pasó, de decir, nada se ha terminado, todo está empezando, todo está perfecto también, no hay nada que agregar, nada que quitar.
Fue una experiencia de Dios maravillosa, ver los frutos de la vida comunitaria, de la lectio, de Manquehue, fuimos muy enfáticas en que éramos la comunidad de Manquehue, no éramos los nombres de turno, sino que era una comunidad que estaba viviendo en profundidad nuestro carisma y eso lo compartíamos. Pudimos estar con los ex alumnos, los que conocimos en su gap year, y ver lo importante que ha sido para ellos la presencia de comunidades como puntos de referencia.
El último tiempo y la llegada de los hombres, fue un tiempo lleno de signos de amor, de acogida. Escuchamos testimonios de profesores, de alumnos, de cómo la lectio y las relaciones de tutoría han cambiado el colegio, eso fue un regalo maravilloso.
Yo repito todo el día acá, en Chile, “No nos acostumbremos a lo que tenemos, lo que nosotros tenemos con sus problemas, es el sueño de allá. Tenemos un tesoro que hay que cuidar, que hay que seguir anunciando”.
Espiritualmente para mí, fue una experiencia impresionante. La Consuelo que se fue, a la que llegó es otra, que valora muchísimo lo que somos, lo que tenemos. Fue un regalo de Dios”.