Con el objetivo de tener fruta para hacer dulces y postres para el consumo de los habitantes del Monasterio, en la Casa Santa Hilda se organizó una nueva chacra que hoy tiene grosellas, ruibarbo, corintos, frutillas y arándanos. Estas plantas son a su vez reflejo de la generosidad patagona de distintos vecinos y amigos que nos regalaron esquejes para llenar nuestro jardín de frutas, y a nosotras de entusiasmo por “vivir del trabajo de nuestras propias manos”. Nivelar y traer tierra, plantar, instalar el cerco, el riego y lo que cada variedad requiere en su producción son algunos de los trabajos que se han hecho para poner en marcha este proyecto que esperamos de sus primeros frutos durante este verano.