Enero 6, 2017 Patagonia

El poblamiento de Aysén

Variados mitos, cuentos y leyendas hay sobre los primeros habitantes de Aysén y de la Patagonia: misioneros y evangelizadores que llevaron la fe a los lugares más remotos y aislados; aventureros que debieron luchar contra enormes monstruos y bestias épicas; piratas y exploradores que en la época de las conquistas naufragaron en una tierra desconocida dejando grandes tesoros; bandidos y forajidos que se vinieron desde los Estados Unidos escapando de las autoridades, avanzando hacia el sur, arrasando con poblados y asaltando bancos. Pero estas son sólo caricaturas de lo que significó para muchos hombres y mujeres llegar a un lugar lejano y aislado, un territorio que tuvieron que poblar con sacrificio y esfuerzo. ¿Quiénes y cómo llegaron?

En lo referente a la “pre historia” de la distante “Terra (tierra) Incógnita”, territorio que hoy llamamos Aysén -y que posiblemente recibe su nombre del inglés Ice End, es decir, “donde terminan los hielos”-, se han encontrado vestigios y cuevas de arte rupestre, que indican la existencia de tribus en lo que hoy es la Patagonia Argentina. Las investigaciones arqueológicas indican que estas tribus corresponderían a los antepasados de los Tehuelches, quienes habrían llegado desde Asia y Oceanía hace unos 12 mil años atrás.

En lo que se refiere al “período histórico”, durante el siglo XVI, los españoles que navegaban rumbo al Estrecho de Magallanes avistaron indígenas en la zona del Archipiélago. Había dos grupos diferentes: Los que poblaban el norte eran los Chonos, nómades marinos que se movilizaban canoas, y los del sur, que eran conocidos como kaweskar, usaban capas de cuero y eran más salvajes que sus vecinos del norte.

A principios del siglo XVII, los jesuitas comienzan a misionar el territorio, y en el siglo XVIII se establecen reducciones para continuar con su evangelización, lo que trajo como resultado el despoblamiento del archipiélago, que al momento de la llegada de los españoles ya tenía una muy baja densidad, situación que fue empeorando conforme pasaba el tiempo. “Definitivamente, pues, en los comienzos del siglo XX cuando los foráneos llegaron a establecerse de manera permanente, Aysén era un territorio totalmente despoblado[1].

El poblamiento “oficial” de Aysén puede dividirse en dos grandes vertientes: empresarial y  “colonización espontánea”.

Durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, el Gobierno entrega concesiones de terreno a distintas personas con la condición de que introdujeran colonos extranjeros y que abrieran canales de navegación y comunicación. Al recibir sus concesiones, los beneficiarios armaron sociedades con el fin de obtener el capital suficiente para explotar económicamente sus terrenos, lo que sólo sería posible incluyendo a terceros. Luego arrendaban sus tierras a estas mismas sociedades. Ejemplo de esto son la Compañía Explotadora del Baker o la Sociedad Industrial del Áysen. La primera realizó un gran esfuerzo colonizador, al mismo tiempo que mejoramiento y construcción de caminos. Algunos de los trabajadores chilotes que contrató se quedaron en la región contribuyendo a su poblamiento, pero a principios del siglo XIX las múltiples dificultades aumentaron las deudas y la Compañía quebró. Otros ejemplos de esfuerzo de colonización industrial fueron la Sociedad Pastoril del Cisne –Anglo Chilean Pastoral Limited y la Sociedad Industrial y Ganadera Yelcho Palena[2].

Por otro lado, durante este mismo período, el Estado chileno hizo un gran esfuerzo por traer colonos extranjeros a tierras deshabitadas de la recién pacificada Araucanía, los que eran vistos como los mejores candidatos para hacerlas prosperar, en desmedro de los campesinos chilenos que debieron irse a Argentina, principalmente a Neuquén, en busca de tierras y trabajo[3]. Al poco tiempo, el gobierno argentino comenzó a ver con malos ojos a los inmigrantes chilenos, dado que su número iba en aumento, y comienza una política de hostilización contra ellos. Algunos optaron por volver a Chile cuando se puso en vigencia una ley que los invitaba a radicarse como colonos en sus antiguas tierras o en otros lugares del país, como Aysén. Entre la primera y la cuarta década del siglo XX, millares de hombres se instalaron en lugares como Futaleufú, Valle Simpson, Valle Jeinimeni y la costa sur del lago Buenos Aires, entre otros.

También llegaron muchos chilotes y habitantes de las islas a trabajar a las estancias ganaderas de Tierra del Fuego, y desde ahí comenzaron a avanzar hacia el norte. Además, -y al igual que en otras regiones de nuestro país-  llegaron numerosos extranjeros: españoles, árabes, belgas, entre otros.

Al concluir el primer tercio del siglo XX, menos del 10% del territorio de Aysén estaba ocupado, y además existían grandes distancias entre las zonas pobladas. Por otra parte, era necesario realizar quemas para abrir campos y poder utilizarlos.Todo debió partir de cero, utilizando los recursos y herramientas más básicas. Las casas fueron hechas con la madera que había en los montes, o con arcilla y ramas si no había, haciendo del hacha la herramienta más elemental. La cocina era la pieza principal, donde el fogón era el centro, o la estufa una vez que mejoraron los recursos. La comida era sencilla, principalmente cordero y papas, y la gente se reunía a contar historias, tocar guitarra y cantar. Todos eran artesanos, las mujeres hilaban, tejían y hacían conservas, mientras que los hombres trabajaban con pieles y cueros. La vestimenta tenía mucha influencia argentina, ya que se usaba saco, bombachas, botas, cinturón ancho de cuero, manta de lana y sombrero de fieltro o una boina vasca. Siempre llevaban atrás un cuchillo o un revólver. El nivel de instrucción era bajo, mucho analfabetismo, especialmente en la etapa fundacional. Predominó la ley del más fuerte, en un ambiente de rudeza y violencia, aunque también de camaradería, generosidad, hospitalidad y nobleza de alma, todo enmarcado en una profunda soledad[4]..

En resumen, durante el primer tercio del siglo XX se dio el proceso de colonización fundacional bajo dos modalidades: empresarial y espontánea libre. Ambas permitieron el surgimiento de Aysén como “…una nueva entidad político-administrativa, económica y humana en el concierto regional de Chile[5].

 

 

[1] Cf. Martinic, Mateo. “De la Trapananda al Áysen”. Pehuén, Santiago de Chile, 2004. Pp. 35-43

[2] Cf. Ibid. Op. Cit. P.119-159

[3] Cof. Ibid. Op. Cit. P.162-183

[4] Cof. Ibid. Op. Cit. Pp. 208-213

[5] Ibid. Op. Cit. P. 213

 

Imagenes de www.memoriachilena.cl

  1. Empleados de la S.I.A. vadeando el río Simpson cerca de Coyhaique, 1920
  2. Cochrane 1928
  3. Estancia La Colonia 1928
  4. Carreras de caballos
  5. Sociedad Industrial del Aysen, Coyhaique 1920

 

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