Con una Eucaristía precedida por el obispo monseñor Luis Infanti y un asado en San José, ayer martes 29 de enero se dio término a las terceras y últimas misiones Chelenko del período 2017-2019.
Durante el asado, que estuvo marcado por un ambiente de alegría y comunidad, los misioneros realizaron algunas acciones de gracias por la experiencia viivda durante estos últimos 10 días en los pueblos de Mallín Grande, Puerto Guadal, Bahia Murta y Puerto Tranquilo.
Gracias por cada caminata terminada en peregrinación a lugares santos donde compartíamos la Palabra.
Gracias por la comunidad, donde formamos amigos espirituales tanto entre nosotros y el pueblo.
Gracias Señor por tus manifestaciones, por mostrarnos cada día estás actuando.
Gracias por el accidente de Tomás, porque así llevaste tu Palabra a la Posta, y nos hiciste llevar tu testimonio a la calle.
Gracias Señor sobre todo por Mallín, por la Betty y Claudio que nos acogieron, porque ahí compartimos y nos encontramos contigo.
¡Gracias Señor por abrirnos los ojos a tus maravillas!
Señor, te agradecemos por tu Creación, porque esta semana la vimos con tus ojos, vimos todas tus maravillas.
Gracias porque creaste un cielo estrellado, y astrónomos como Raulito que nos hizo ver que estas luces en el cielo son la inmensidad de tu amor, que tus tiempos son perfecto y tu plan inigualable.
Gracias porque creaste un lago como el Chelenko, que nos animó en la misión y emocionó nuestros corazones. En tus mismas aguas d ellos Maquis nos hicimos uno contigo, compartiendo en la comunidad. Señor, gracias por tu agua, la física con lo que nos bañaste y la del mate, y por la espiritual que sacio la sed de nosotros y de la samaritana.
Gracias por el clima, tu lo creaste y tú lo controlas y estos días vimos tu mano poderosa en el sol cuando lo necesitamos, en la lluvia y en el viento, donde en nuestro silencio, susurrando nos hablaste como a Elías.
Gracias porque creaste la tierra, fértil y con vida. Esta tierra que nos alimentó de lechugas, guindas, duraznos, y el pan de la Yula. Y alimentó también nuestras almas con la confianza en la Providencia. Esta tierra que nos hizo ser sembradores, y cosechar, gracias Señor.
Pero hoy, Padre te damos gracias por tu mejor creación: el hombre. Gracias porque nos creaste de tu Espíritu, y por tu espíritu pudimos anunciar y ser anunciados.
Este hombre que vimos llorar, rezar, creer, amar y alabar. Gracias por elegir al hombre como templo tuyo, porque lo vimos vivo. Vivo en saludo de Juan Verdugo, vivo en la preocupación de la Alicia y la Lila, vivo en la alegría de Juan Tapia y vivo en el amor de la señora Aurora. Vivo en la inocencia y gritos de nuestros niños y en la sabiduría y silencio de nuestros ancianos.
Gracias Señor porque este hombre se puso un pañuelo celeste y salió a celebrar. Celebramos que somos discípulos y que somos misioneros. Celebramos que nos hablas fuerte y claro en tu Palabra, ¡Que hoy es Pascua! Celebramos que juntos, nosotros y tú Señor, somos una comunidad, una misma amistad. Gracias Señor porque nos uniste, aquí, en un solo cuerpo, una sola voz, una sola risa, un solo canto, una sola iglesia.
Por último, gracias Señor por regalarnos una vocación a la santidad y una tierra santa done vivirla, gracias Señor por tu Guadal, por nuestro Guadal y sus maravillas.
Te queremos dar las gracias Señor por la comunidad, porque en ella nos das una misión, porque ahí hemos recibido el anuncio, el amor y la alegría que salimos a compartir.
Gracias Señor por los jóvenes, por su búsqueda, inquietudes, y la capacidad de despertarnos a cómo haces nuevas todas las cosas.
Gracias Señor por la acogida de nuestros amigos en Tranquilo, gracias por los momentos de conversación que pudimos compartir con ellos, un signo de que la amistad y el amor siempre prevalecen.
Gracias Señor por la oportunidad de reencontramos con la inocencia y alegría de los niños por medio de los talleres, por ser parte de sus vidas y poder acercarlos al amor de Dios.
Gracias Señor por abrirnos los ojos a contemplar tus maravillas y acercarnos a tu amor por medio de la comunidad.
Gracias Señor por todos los turistas y las personas que estuvieron de paso por Tranquilo, por permitirnos ayudarlos a hacer sus viajes no solo físicos, sino también espirituales.