Durante el proceso de colonización del sur de nuestro país, muchos inmigrantes europeos trajeron desde sus tierras natales tradiciones y costumbres que contribuyeron al desarrollo identitario de las diferentes regiones, abriendo nuevas formas que se mezclaron con la ya existentes. Pero junto con esto, algunos también introdujeron especies vivas que vinieron a sumarse a la flora y fauna nacional, y que permitieron desarrollar cultivos nuevos. Tal es el caso del grosellero, arbusto de hasta 2 metros de altura oriundo de Asia y Europa que crece en climas templados y fríos. Su fruto es la grosella, que puede ser de variedad verde, roja, blanca o negra.
En el caso de nuestro país, los groselleros crecen desde la región de Los Ríos hasta el extremo sur, y dan un fruto verde y agridulce, de muy bajo valor calórico y gran efecto antioxidante. Hace algunos años, los groselleros corrieron el riesgo de desaparecer producto de una enfermedad, pero hoy, nuevos emprendimientos intentan rescatarlo: “en Cerro Galera, unos 40 kilómetros al sur este de Coyhaique, Carlos Sáez Oñate y su esposa Felicinda Roa Sánchez comenzaron la preparación de una particular bebida espumante, tras su establecimiento a orillas del río Huemules, en 1923. La receta se volvió una tradición y una herencia, hoy día en manos de una de sus hijas, Palmenia Sáez Roa. La familia formó la Cooperativa Patagónica de Agroturismo Saltos del Huemules, que preside su nieto Franco Uribe Mansilla, y uno de sus primeros pasos es la creación del primer espumante de grosella, con apoyo de los fondos FIC del Gobierno Regional de Aysén a través de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), Indap y de las empresas regionales Ruibarbo Restaurant y Hotelera Patagonia Limitada. ‘Es un producto que tiene un gran valor, ya que nace de varios tipos de rescates: del rescate de la tradición y también del rescate de la fruta. Nosotros estamos rescatando las matas de grosella que estaban en las antiguas taperas de los primeros pobladores que llegaron a esta región y creemos que la gente lo va a recibir de muy buena manera”, destacó Franco Uribe.’”[1]
Si bien es cierto que sus potencialidades se han ido revalorando en los últimos años, su cultivo aún no está tecnificado. Aunque susceptible a enfermedades como hongos, el grosellero es fácil de cultivar en escalas pequeñas, resiste bien las heladas y la falta de agua. Por otro lado, sus frutos sirven para hacer -además de espumantes- conservas, mermeladas, jugos y jarabes, haciéndolas un producto muy atractivo especialmente para quienes viven en regiones donde se hace necesario producir reservas para los fríos meses de invierno, cuando la fruta es escasa.
Para los que se animen, les dejamos una receta para hacer dulce de grosella (se puede utilizar la misma receta para cualquier tipo de fruta):
600 gr azúcar por kilo de pulpa.
Mezclar la pulpa con el azúcar en una olla. Poner a hervir, y revolver de vez en cuando. Una vez que suelte el primer hervor, contar 20 minutos. Luego apagar y enfrascar caliente (poner una cuchara de metal en el frasco mientras se vacía el dulce para que no se rompa el vidrio). Cerra y dar vuelta el frasco para sellar al vacío.
Bibliografía
http://frutas.consumer.es/grosella/propiedades
http://frutas.consumer.es/grosella/origen-y-variedades
Foto: http://www.eldivisadero.cl/redac-36376
[1] http://www.eldivisadero.cl/redac-36376