El sábado 3 de junio, la casa Santa Hilda celebró la Fiesta de Pentecostés en la capilla de Guadal, mientras que la casa San Beda fue a Puerto Tranquilo a acompañar al Padre Porfirio en la misa que celebra en esa comunidad una vez al mes.
Rosario Achondo, formadora de la casa Santa Hilda nos cuenta:
“Un violín, un bombo, dos guitarras, un charango y un órgano fueron un signo concreto de que esta no era cualquier celebración, sino una verdadera fiesta de quienes se alegran de la impetuosa ráfaga de viento que viene a llenar de Espíritu Santo toda la casa. Preparamos un video con distintas entrevistas a personas de Mallín y Guadal que compartían que era para ellos el Espíritu Santo, su encuentro con Cristo y su visión de los jóvenes, para terminar con las palabras del Papa Francisco que nos animaban a ser celosos en nuestro encuentro con Cristo, que le da el rumbo decisivo a nuestra vida. Terminada esta motivación, fuimos invitados a acoger el Espíritu Santo y pedirle a Dios un don de forma especial acercándonos a encender nuestra vela a uno de los siete cirios, que representaban los siete dones del Espíritu Santo.
Después pasamos al salón a compartir el ágape que entre todos habíamos organizado. Hubo mucha preocupación en tener todo bien dispuesto, la preparación de la comida y el lugar temperado, mientras afuera ya escarchaba.
Volvimos alegres a San José. Alegres por este tiempo Pascual, alegres del soplo del Espíritu que nos envía y asiste con tanta fuerza y alegres de celebrar desde San José la fiesta de los 40 años del Movimiento como la historia de amor que Dios está haciendo con nosotros hoy”.