Mayo 6, 2024 Patagonia

Retiro CSA en San José

“NO TEMAS, QUE YO TE HE RESCATADO, TE LLAME POR TU NOMBRE Y ERES MÍO”
(Is 43, 1)

Entre los días 23 y 30 de mayo, un grupo de doce apoderadas del Colegio San Anselmo, acompañadas por Gigi Blumer, oblata y encargada de la Comunidad Manquehuina de San Anselmo, Catalina Davanzo, Francisca Donoso y Ximena González, promesadas y miembros del equipo de Pastoral del Colegio, tuvieron la oportunidad de vivir una experiencia de encuentro con Cristo a través de su Palabra, la oración personal, la Liturgia de las Horas, la naturaleza y la vida comunitaria según la Regla de San Benito.

Sofia Chiappe comparte su experiencia: “es muy difícil de describir, hay que vivirla para poder sentir lo que se siente y experimentar la gratitud de estar vivos y ser hijos amados de Dios.

El lugar es asombroso. La naturaleza que nos rodea parece una pintura. Los colores otoñales acompañan en todo el camino desde Balmaceda hasta pasando Puerto Guadal. En el camino de vuelta una fuerte nevada nos acompañó e hizo que pudiéramos disfrutar de ver huemules en el camino. El Lago General Carrera, con su color turquesa, hace contraste con el hábitat de colores secos. El viento frío se hace sentir en nuestra labor diaria, ya sea en la huerta, rearmando el compost, levantando riegos, cosechando frutillas o simplemente caminando en lugares de ensueño. Toda esta creación es perfecta.

La Casa San Agustín nos acoge con su fuego a leña, que todos los días un grupo se encarga de encender y mantener el calor de hogar. La capilla es el lugar de reunión para poder despertar un nuevo día, poder recordar de disfrutarlo y agradecer en la noche el haberlo vivido. El aseo de cada rincón es parte de la rutina en equipo. Y el aroma a comida empieza en la mañana, para después disfrutar un rico almuerzo sobre una larga mesa y una linda conversación grupal. Aparte de lecturas que nos removían y nos hacían seguir pensando en cuán afortunadas somos con todo lo que tenemos.

El grupo de mujeres habíamos sido elegidas con una mirada amorosa por el Señor. Cada una con su historia y con sus experiencias, todas tenemos en común la fe, la oración y las ganas de Dios y sus formas. La lectio divina, la espiritualidad, y la oración de las horas son partes fundamentales para que toda esta experiencia pueda ser real y efectiva. Y como compartíamos entre nosotras “Todo puede estar”.

Nuestro lema en estos días fue “No temas, que yo te he rescatado, te llamé por tu nombre y eres mío” (Is 43, 1). Y representa verdaderamente todo lo vivido. Terminamos esta gran experiencia teniendo muy claro que somos hijas amadas de Dios. Él nos eligió. Somos fruto de su pensamiento. En nuestros desiertos sale a nuestro encuentro para volver a llevarnos al mundo. No nos abandona nunca y hace hasta lo imposible para que sintamos todo su amor. Porque cada una es su hija predilecta.

Volver a la rutina no es fácil. Pero cuando el corazón está tan pleno del amor de Dios, cerremos los ojos y pensemos que Él está, vive en nosotros, nos abraza y nos conduce por sus caminos. Para que se cumpla Su voluntad, en Sus tiempos y no en los nuestros. Sin temor, y sin duda que Él está ahí por siempre para rescatarnos”.