Abril 22, 2024 Patagonia

San José

SE RESPIRA LA PRESENCIA DEL SEÑOR EN TODAS PARTES

Entre los día 9 y 17 de abril, buscando vivir el carisma de Manquehue, formarse en los pilares del Movimiento y la renovación en el encuentro con Cristo personal y como comunidad de trabajo, estuvieron en San José: Cecilia Bernales (B95), oblata y directora ejecutiva del Centro de Educación Manquehuina , Ana María Cordero, secretaria ejecutiva, Isabel Baeza, encargada de Área Académica, y Alejandra García Huidobro, encargada de Convivencia Escolar, del Centro de Educación Manquehuina.

Cecilia Bernales, quien fue como tutora, nos cuenta que la experiencia: “buscaba renovarnos en la vivencia del carisma que nutre nuestro ideario, especialmente pensando que las que fueron no son oblatas ni promesadas, pero todas ellas son muy cercanas al Movimiento ¡por la amistad y la experiencia de tantos años! Más que ir para hacer un trabajo o capacitación como Centro, queríamos crecer en la amistad y profundizar en la experiencia de lectio, comunidad, liturgia de las horas y trabajo comunitario, sumándonos a la vida de la Casa Santa Hilda ¡que nos acogió permitiéndonos experimentar la acogida propia de la tutoría de una manera muy fuerte! ¡Todo esto, sin duda, dará mucho fruto en nuestro trabajo, al cual Cristo nos ha convocado como comunidad!

María Isabel Baeza: “Estoy tremendamente agradecida de haber tenido la posibilidad de ir a San José, ya que en ese lugar se puede ver un pedazo de cielo. Realmente es un sitio en que la naturaleza te habla de Dios, es imposible abstraerse de la inmensidad de la creación y dar permanentemente gracias por todo lo creado. Fue una experiencia realmente maravillosa, nos acogieron en la casa Santa Hilda con un amor infinito y nos incluyeron en su comunidad con una generosidad inmensa. Gocé trabajando con ellas en todo lo que me pedían , me dejaron impresionadas con lo autónomas que son para enfrentar trabajos que requieren mucha fuerza e inteligencia. Yo habría pedido ayuda de todas maneras, pero la Ale, Isabel y Rosario son mujeres fuertes que todo lo pueden.
Me encantó haber participado de todas las oraciones y también haber tenido la posibilidad de encontrarme con Dios en las lecturas de la Biblia, así como tener la posibilidad de participar en las espiritualidades que nos ofrecieron. Aprendí mucho durante la semana y tuve el gran privilegio de encontrarme con Dios en ese ambiente de silencio y paz. Yo había ido hace 16 años atrás y ahora quedé impresionada de todas las construcciones que tienen y lo bien que lo han desarrollado; volví a enamorarme del lugar. Creo que es un lugar maravilloso donde se respira la presencia del Señor en todas partes y ojalá todos tengan la oportunidad de vivir la experiencia de San José, en algún minuto de su vida.

Alejandra García-Huidobro: “Con mucha alegría y expectación llegamos el martes 9 de abril a vivir una semana a San José, en la casa de las oblatas, en Santa Hilda. Allí nos esperaban la Ale Valle, la Isabel Ortúzar y la Rosario Achondo. No es fácil resumir lo que significó para mí esta semana: paz, alegría, profundidad, un verdadero regalo que valoro profundamente. En un esfuerzo por describir lo que significó, elijo tres ámbitos que se entrelazaron en la vivencia:
En primer lugar, una gran renovación en mi camino de fe. La vida en torno a la oración comunitaria y personal desde las 6.30 am y que marcaba el día con un paso tranquilo de encuentro con Dios, que se extendía a las actividades propias del campo, a la lectio, al día vivido integrado a la naturaleza que iba bajando su ritmo junto al propio y natural paso de la luz en una atmósfera de mucha paz.
En segundo lugar, una experiencia comunitaria marcada por la fraternidad, las buenas conversaciones, compartir las comidas, reflexionar sobre nosotras mismas y nuestras historias, ayudarnos de manera natural y espontánea. y una actitud de escucha atenta. Junto a esto, acompañar y constatar un vínculo natural, y también fraterno, con las personas que habitan en Guadal, algunas a quienes tuvimos el privilegio de conocer y compartir la Liturgia del Domingo.
En tercer lugar, fue un espacio de aprendizaje. Todos los días tuvimos formación, y cada uno de esos espacios me enseñó algo nuevo, abriendo mis pensamientos a nuevas maneras de descubrir el amor de Dios; aprendí también a descubrir la sencillez y complejidad de la naturaleza, de sus ritmos y sus tiempos; aprendí a vivir sin luz y sin la necesidad de estar revisando el celular.
En pocas palabras, fue un inmenso regalo que agradezco a Dios y a quienes lo hicieron posible.

Ana María Cordero: “San José, una experiencia maravillosa de encuentro con Dios: en su Palabra, en la creación, en la comunidad y con las personas del pueblo de Gadual.
Las palabras de Sofonías expresan como volví de San José: “Aquel día se dirá de Jerusalén: ¡no tengas miedo, Sion, no desfallezcan tus manos! Yahvé tu Dios está en medio de ti, ¡un poderoso Salvador! Exulta de gozo por ti, te renueva con tu amor; danza por ti con gritos de júbilo” (So 3, 16-17). Gracias Señor por renovarme en tu amor”.

 

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