Mientras los productos de nuestras chacras crecían, tuvimos un verano muy intenso en San José de Mallín Grande. Las actividades empezaron con la maravillosa visita de nuestros queridos hermanos benedictinos en enero, y por las misiones Chelenko que este año tuvieron como base el Puesto San Agustín. Miembros de la familia Quiroga Salazar, Blumer y Prieto Campino, jóvenes que vinieron a quedarse con nosotros – aprovechando algunos de subir de retiro a la Casa San Cutberto en los Caracuces- nos visitaron durante los meses de verano. En las casas San Beda y Santa Hilda se hospedaron, como en años anteriores, las comunidades de oblatos cenobitas, de Santiago, Valdivia e Inglaterra.
Y mientras todas estas actividades se llevaban a cabo, y casi sin darnos cuenta por su trabajo humilde y silencio, el Monasterio se vio bendecido por la práctica obrera de Martín Rosselot B18 y el Proyecto de Título de Florencia Winter A14.