Responden a una vocación de amor que es puro don de Dios y, para poder vivirla, toman distintos tipos de compromiso.
Algunos de ellos reciben una llamada a hacer una promesa que se formaliza con una declaración de ambas partes en presencia de testigos.
La persona se compromete, con plena libertad, a vivir más profundamente el carisma y los pilares del Movimiento, siguiendo el espíritu de la promesa benedictina de obediencia, estabilidad, conversión de costumbres y los ejercicios espirituales.