Existen distintos grados de participación en la vida del Movimiento Apostólico Manquehue, algunos de los cuales se expresan en compromisos temporales.
Al centro de estos círculos de participación se encuentra la Comunidad de Oblatos, formada por hombres y mujeres, casados y célibes.
Para ingresar en esta Comunidad se pasa por un período de Noviciado, al final del cual – en la Oblación- se hace una promesa de por vida.
Los oblatos casados y célibes representan dos formas complementarias de la misma vocación laical. Los compromisos son los mismos en ambos casos, pero se viven de manera diferente según los distintos estados.
La Comunidad de Oblatos viene a ser como el corazón del Movimiento porque en ella se desarrolla completamente la espiritualidad manquehuina de la que participan en distintos grados los demás miembros.
De esta comunidad fluye la vida del Movimiento
Siguiendo la Regla de San Benito, los oblatos necesitan vivir con otras personas para crecer “formados con la ayuda de muchos” (RB 1, 4).
Para los oblatos casados estas personas son su familia y para los célibes un grupo de hermanos con la misma vocación.
Las casas de oblatos se organizan según la Regla de San Benito en todos los aspectos prácticos de la vida diaria.