El lunes 8 de julio, en el comedor del Colegio San Benito, se reunieron las comunidades manquehuinas de San Benito, San Lorenzo, San Anselmo y San José para celebrar a san Benito, nuestro patrono, y aprovechar de hacer un signo de agradecimiento por los años de Responsable a José Manuel Eguiguren.
Fue una celebración marcada por la alegría y el agradecimiento al Señor por la historia que ha realizado en la comunidad y en su fundador.
El Responsable del Movimiento, Jonathan Perry, realizó una reflexión en torno a San Benito y su importancia en nuestra vida como Movimiento. Compartimos algunos textos: “En el Movimiento tenemos seis santos patronos; uno de ellos es san Juan, discípulo amado de Jesús”… “esta experiencia del amor de Dios manifestado en Jesucristo que tuvo san Juan, la experiencia de sentirse infinitamente querido por Jesús, fue algo con que se sentían identificados los primeros miembros del Movimiento y que hizo que eligieran a san Juan como primer patrono. Es algo que seguimos experimentando hoy: sabemos que Dios es Amor porque a través de la lectio nos acercamos al corazón de Jesús, como se acercó san Juan”.
“Y el segundo patrono que elegimos fue san Benito. ¿Por qué san Benito? Porque fue por un monje benedictino, P. Gabriel Guarda, que recibimos el don de la lectio divina y el contacto con el monasterio de Las Condes en los primeros años fue algo que nos marcó, como nos sigue marcando hasta hoy”.
Fueron “quienes nos enseñaron y nos impulsaron a tomar la Regla de San Benito como guía en la conformación de ese grupo de laicos, inspirados por el testimonio del amor y la enseñanza del amor y de amistad de san Juan Apóstol, que fue el Movimiento en sus inicios”.
“Y de a poco también fuimos descubriendo en la Vida de San Benito, escrita por Gregorio Magno, un complemento a la Regla que nos ayuda a ver a San Benito como una persona viva, que intercede por nosotros, y que nos acompaña y nos enseña a ver cómo el amor de Dios se va manifestando en milagros, acontecimientos y en hechos muy cotidianos de nuestra vida diaria”.
“En el Movimiento Manquehue ‘hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene’ y san Benito nos ayuda a ‘permanecer en el amor’, ‘no anteponer nada,’ como dice san Benito, ‘al amor de Cristo’ (RB 4, 21). ¿Cómo? En primer lugar, por la lectio divina. Porque como dice san Benito la ‘Escritura nos desvela diciendo: ‘Ya es hora de despertarnos del sueño’ (RB P, 9). Nos despierta del sueño de creer que estamos solos en este planeta, que las cosas materiales son las que satisfacen”.
“Nos despierta al hecho de que somo hijos e hijas queridos de Dios, hechos a su imagen, llamados a reflejar el perfecto Amor que viene de Dios y que es Dios. Es la experiencia de muchos de nosotros de ir descubriendo cómo Dios habla, conversa en las Sagradas Escrituras, nos envuelve con su amor y nos enseña a amar”.
“Y esta es la segunda manera en que san Benito nos ayuda a permanecer en el amor. Sabe que tenemos que aprender a amar. Y san Benito establece una Escuela del Servicio Divino, o como diría Basil Hume, una Escuela de Amor. A través de la ayuda de hermanos de comunidad permite que el Amor de Dios, que está en nuestros corazones por el Bautismo, no solo se cultive y crezca en el interior por medio de la Palabra, pero que se despliegue hacia los demás a través de nuestras obras”.
“Y la tercera manera que quiero mencionar aquí de cómo san Benito nos ayuda a permanecer en el amor, es a través de una vida muy bien organizada que permite todo esto. A través de un horario que distribuye nuestro tiempo entre la lectio, la oración, el trabajo y la vida comunitaria”.
“Y por último, para que ‘una comunidad permanezca en el amor’ hemos encontrado en san Benito alguien que no es una idealista inflexible, sino más bien un hombre moderado y prudente, que sabe que cualquiera comunidad, o familia, está compuesta por diversos temperamentos (RB 2, 31), que somos todos frágiles (RB 64,13), donde se requiere un trato distinto con cada uno ‘de manera que los fuertes deseen más y los débiles no retrocedan’ (RB 64, 19), quien pide ‘que la misericordia prevalezca sobre la justicia’ (RB 64,10).
“¡Qué más importante que ‘permanecer en el amor’!”.
Al finalizar las Vísperas, Manuel José Echenique, oblato y encargado de Comunidad de San José, expresó: “Hoy como Movimiento y como comunidad de oblatos de Manquehue queremos agradecer al Señor por la historia que Dios ha hecho contigo y que hace que hoy estemos aquí representando a tantos que se han visto influenciados por ella” “¿Cómo resumir esa acción del Espíritu en ti? pienso en tu crisis de la que Dios se valió para mostrarte su amor; o pienso en el providencial encuentro con el padre Gabriel y su acogida con la Palabra; o pienso en tu intimidad con esa Palabra donde cada día te encuentras con Cristo, de donde compartes cosas nuevas y viejas”… “Pienso, como dice san Pablo, en todos los años de tu responsabilidad diaria y la preocupación por todas las ‘iglesias’; pienso en el paso que acabas de dar…”.
Alejandro Allende, uno de los primeros que empezó en el Movimiento, le hizo entrega a José Manuel de una medalla de san Benito, especialmente tallada en madera, junto a un texto de agradecimiento. Luego Rosario Achondo, la oblata más joven recibida en la comunidad, le hizo entrega de las acuarelas de la vida de san Benito, pintadas por fray Pedro Subercaseaux.
Luego, las cuatro comunidades manquehuinas tuvieron la alegría de compartir un rico ágape, pudiendo encontrarse, conversar y hacer comunidad.