Pentecostés fue el centro de las Vísperas Generales realizadas el día lunes 2 de junio en las comunidades manquehuinas San Benito, San Lorenzo y San Anselmo.
En la Comunidad de San Benito, el Fundador, José Manuel Eguiguren, compartió una reflexión inspirada en Pentecostés y su importancia en la vida de la Iglesia y del Movimiento. Señaló, entre otras cosas: “El Espíritu Santo, que se manifestó el día de Pentecostés, se ha manifestado durante todos los siglos de nuestra historia. Ese Espíritu es el que resucitó a Cristo Jesús, quién salió vivo del sepulcro y que vivificará nuestros cuerpos mortales el día que dejemos esta tierra, como dice la lectura que acabamos de escuchar. Ese mismo Espíritu es el que nos hace entrar en comunión con los demás, los que han partido y los que seguimos en esta tierra. Por eso en la Iglesia celebramos la comunión de los santos. Quiero decir que ese mismo Espíritu lo veo con mucha fuerza en nuestros jóvenes, en los tutores, quienes dan la vida y de su tiempo para compartir la fe con los niños y las niñitas. En trabajos, misiones, scout, en San José, veo incluso mucha más vitalidad de la que vivimos los que empezamos el Movimiento”.
En la Comunidad de San Lorenzo se celebró en las Vísperas Generales el aniversario de la Casa Santa Escolástica, en la que se compartieron testimonios de lo que ha significado para muchos alumnos, apoderados y quienes trabajan en ella.
Isidora Ossandón (L21), exalumna del Colegio San Lorenzo, quien formó parte de la comunidad de la Casa Santa Escolástica y actualmente trabaja en Tutoría del CSL: “La Casa me dio las riendas para darme cuenta de mi vocación como tutora, pero sobre todo, disfrutar como cualquier niño dentro de ella. Sin embargo, también me enseñó a reconocer mis faltas, pedir disculpas, la responsabilidad que tenía como estudiante, la amistad espiritual y el amor propio. Hubo un momento clave en mi paso por la CSE: un día me di cuenta de que ya era la más grande de la Santa Escolástica. Este recuerdo me toca porque, al crecer, ya no había niñas de mi edad y empecé a compartir con los más pequeños. A muchos no les gustaría, pero a mí sí, porque me veía en su curiosidad, sus ganas de estar en la Casa y escuchar un cuento nuevo cada día. Gracias Casa Santa Escolástica por todo, por guiarme, enseñarme y ser una hija de Dios”.
Rosa López, apoderada de Valentina Soto y hace siete años parte de la CSE: “me llena el corazón recordar cómo empezó todo con mi hija Valentina, cuando ingresó en Pre kínder. Era muy pequeñita, y verla crecer en este espacio tan lleno de cariño, dedicación y valores ha sido una verdadera bendición para nuestra familia. Desde el primer momento supe que la CSE no era sólo un colegio, sino una comunidad, una segunda casa donde Valentina sería acogida con amor y acompañada con fe. La Casa Santa Escolástica también ha dejado una huella en mi vida personal y espiritual. Participar como voluntaria, preparar la once con otras mamás y acompañar a los niños me ha permitido vivir la fe de una manera concreta. En el año 2023, durante un momento difícil a nivel familiar, una profesora se acercó a mí y me dijo con mucho cariño: “No pierdas la fe”. Esas palabras llegaron directo a mi corazón. Sentí la presencia del Espíritu Santo en ese gesto, en ese consuelo. En Santa Escolástica he aprendido que no estamos solos. Para finalizar me gustaría compartir un versículo: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos, si no desfallecemos” (Ga 6, 9). Gracias, Casa Santa Escolástica, por ser tierra fértil donde la fe crece, los lazos se fortalecen y el Espíritu Santo se hace presente en cada paso del camino”.
En la Comunidad de San Anselmo, Ramón Gimeno (A17), quien realizó la reflexión, recordó la importancia del Espíritu Santo: “Necesitamos Pentecostés. Necesitamos el Espíritu Santo. Lo necesitamos para reavivar en nuestras vidas el fervor que sentimos en Pascua. Para renovar nuestra fe, para amar más, para perdonar más, para servir más, para escuchar más. Necesitamos de sus frutos: “amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí” (Ga 5, 22). Quizás ustedes me dirán: “perfecto, te creo. Pero ¿de dónde saco el Espíritu Santo? ¿Dónde lo encuentro?”. Aquí está la buena noticia, escuchemos esta lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios: “¿Acaso no saben que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios ya habita en ustedes? El templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo” (1Co 3, 16). ¡Está en ti! ¡El Espíritu Santo está en ti! ¡El Espíritu Santo ha sido derramado en tu corazón y el mío! No tienes que salir a buscarlo afuera, sino dentro de ti”… “El Espíritu Santo nos mueve, nos desinstala, nos remece. Nos lleva del miedo a la confianza, de la tristeza al gozo, del odio al amor, del rencor al perdón, de la oscuridad a la luz, de la indiferencia a la escucha, del egoísmo a la entrega, del sinsentido a la esperanza, de la duda a la certeza de la fe”.