Noviembre 24, 2025 Destacado

Lectio de la semana

 

Lunes 22 de diciembre

Lc 1, 46-56

Motivación

Con el Magnificat la Virgen  María nos invita a reconocer la grandeza del Señor, a ver con humildad las maravillas que ha realizado en cada uno de nosotros, a confiar en su misericordia y a reconocer  que en la medida que nos hacemos  “esclavos” del Señor, Él podrá realizar estas proezas en nosotros.

Lectura

Y dijo María:
«Alaba mi alma la grandeza del Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa.

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy el Evangelio?
¿Cómo siento que el Señor ha puesto los ojos en mí?
¿Cómo está mi alabanza al Señor?
¿Qué maravillas ha realizado el Señor en mí durante este año?
¿Cómo está mi confianza en Su misericordia? 

 


Martes  23 de diciembre

Lc 1, 57-66

Motivación

El Evangelio de hoy nos llama a la confianza que la mano del Señor está con cada uno de nosotros desde nuestro Bautismo, a conocerlo y escuchar Su Palabra.

Lectura

“Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella.

Al octavo día fueron a circuncidar al niño y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan.» Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.» Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciéndose: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.”

Preguntas

¿Qué me anuncia el Evangelio?
¿Cómo vivo la vocación de bautizado a la que Dios me ha llamado?
¿Cómo ayudo en la vocación de otros?

 


Miércoles 24 de diciembre

Lc 1, 67-79

Motivación

En cada oración de Laudes rezamos el cántico de Zacarías, que nos invita a llenarnos de alegría porque el Señor nos visita y nos  trae la salvación. Nos llama a confiar en su amor que nos protege y cuida. 

Lectura

“Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo y profetizó diciendo:

«Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo, y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, como había prometido desde antiguo, por boca de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian teniendo misericordia con nuestros padres y recordando su santa alianza el juramento que juró a Abrahán nuestro padre, de concedernos que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor en santidad y justicia en su presencia todos nuestros días.

Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación mediante el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de lo alto, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»”

Preguntas

¿Qué me anuncia el Evangelio?
¿Qué me ilumina Zacarías?
¿Cómo estoy sirviendo al Señor?
¿Cómo busco Su salvación? ¿Qué tinieblas puede iluminar hoy?
¿Cómo preparo el camino de venida? 

 


Tiempo de Navidad

Desde las primeras Vísperas del  24 de diciembre hasta el Domingo después de Epifanía, cuando celebramos el Bautismo de Jesús, celebramos el Tiempo Navidad. En este tiempo celebramos a Dios que ha entrado en la Humanidad y así se nos manifiesta: su nacimiento histórico es el signo de nuestro renacer a la vida divina, pues Cristo se ha encarnado históricamente para hacernos nacer de nuevo.

 


Jueves  25 de diciembre

Jn 1, 1-18

Motivación

¡Hoy celebramos la Navidad! Celebramos que la Palabra de Dios se encarnó para traernos luz y vida. Nos invita a recibirla, a creer, a renovar nuestra mente para revestirnos de su imagen, a sabernos hijos amados de Dios.

Lectura

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.

La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.

Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.» Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy el Evangelio?
¿Cómo estoy recibiendo la Palabra de Dios?
¿Cómo  ilumina mi vida la Palabra?

 


Viernes   26 de diciembre

Mt 10, 17-22

 Motivación

Hoy celebramos en la Iglesia a san Esteban, el primer mártir y el Evangelios nos hace un llamado, al igual que Esteban a dar testimonio de la Palabra de Dios.

Lectura

Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros.

«Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy  el Evangelio?
¿Cómo está mi testimonio de la Palabra de Dios?
¿Cómo está mi confianza el Señor está a mi lado?
¿Cómo vivo la presencia del Espíritu Santo?

 


Sábado  27 de diciembre

Jn 20, 2-8

Motivación

Hoy celebramos a San Juan, Evangelista y Apóstol de Jesús. “… al otro discípulo a quien Jesús quería…”. Nos invita a sentirnos profundamente amados por Jesús, ese amor del que “da su vida por sus amigos” (Jn.15, 13) y a vivir el amor del Resucitado.

Lectura

Echa a correr y llega a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.»

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio los lienzos en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve los lienzos en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a los lienzos, sino plegado en un lugar aparte.  Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó.

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy el Evangelio?
¿Cómo siento el amor de Dios en mi vida?
¿Qué me impide vivir el amor de Dios?

 


Domingo 28 de diciembre

Mt 2, 13-15. 19-23

Motivación

Hoy domingo celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, que no era una familia sin problemas: el nacimiento en un lugar de paso, las palabras de Simeón que no fueron tranquilizadoras; la huida a Egipto y luego volver a otro lugar, se les pierde a sus padres y así tantas otras cosas.   La invitación es poner nuestra confianza en lo que el Señor quiere en cada una de nuestras familias; a abrirnos a que el Señor entre en cada una de ellas, y cambie muchas veces nuestros proyectos, que ilumine esas situaciones difíciles 

Lectura

Cuando ellos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estáte allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.»  Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto;  y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera lo dicho por el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Muerto Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel,  pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»  Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.  Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y, avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea,  y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese lo dicho por los profetas:

Será llamado Nazoreo.

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy el Evangelio?
¿Cómo está presente el Señor esté presente en  los proyectos familiares?
 ¿Cómo acepto los cambios que me presenta el Señor como familia?
¿Cómo pongo a mi familia en manos del Señor?
¿Qué podría mejorar en mis relaciones familiares para ir creciendo en el amor? 

 


Lunes 29 de diciembre

Día quinto de la Octava de Navidad 

Lc 2, 22-35

Motivación

Simeón hoy nos invita a reconocer  en Jesús a nuestro Salvador, a esperar  la salvación en cada acontecimiento de nuestra vida diaria, en cada contrariedad, dolor; quién nos puede levantar de nuestras caídas y  darle al momento que vivimos la dimensión de trascendencia iluminados por su luz. 

Lectura

Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones*, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra,
dejar que tu siervo se vaya en paz;
porque han visto mis ojos tu salvación,
la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
luz para iluminar a las gentes
y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy el Evangelio?
¿Cómo se me revela la salvación del Señor en mi vida diaria?
¿Cómo “veo” a Jesús manifestándose en el día a día?

 


Martes  30 de diciembre

Día sexto de la Octava de Navidad 

Lc 2, 22. 36-40 

Motivación

Hoy el Evangelio nos invita a reconocer en ese Niño a nuestro Salvador, a alabar al Señor y hablar de Él a quienes nos rodean, para que también puedan esperar su redención.

Lectura

Cuando se cumplieron los días en que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada. Casada en su juventud, había vivido siete años con su marido,  y luego quedó viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Presentándose en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy el Evangelio?
¿Cómo estoy sirviendo al Señor?
¿De qué manera reconozco a Jesús en mi día a día?
¿Cómo lo estoy anunciando? 

 


Miércoles 31 de diciembre

Día séptimo de la Octava de Navidad 

Jn 1, 1-18

Motivación

El evangelio de hoy nos llama hacer carne la Palabra de Dios en cada uno de nosotros, a reconocer en esa Palabra la luz verdadera que ilumina nuestra vida. Nos invita a ser sus testigos, a anunciarla, a preparar su camino entre quienes nos rodean.

Lectura

En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Ella estaba ante Dios en el principio. Por Ella se hizo todo, y nada llegó a ser sin Ella.
Lo que se hizo en ella era la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino para un testimonio,
para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre, viniendo a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre sino que nacieron de Dios.
Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria,
gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.»
Pues de su plenitud hemos recibido  todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.

Preguntas

¿Qué me anuncia hoy el Evangelio?
¿De qué manera me dejo iluminar por su Palabra?
¿Cómo puedo ir haciendo “morada” en mi la Palabra de Dios?
¿Cómo es mi testimonio?