Francisca es una mujer italiana que vivió entre los años 1384 y 1440. Se casó muy joven y fue madre de tres hijos, y es fundadora de una Congregación de Oblatas benedictinas que perdura hasta el día de hoy.
Como esposa y dueña de casa se distinguió por ser decididamente cristiana y por llenar siempre su hogar familiar de una profunda alegría cristiana y servicialidad.
La muerte de dos de sus hijos producto de la peste y el contexto de decadencia material y moral que se vivía en Roma la instaron a entregarse por los más necesitados y los marginados de la sociedad.
En medio de sus múltiples preocupaciones hizo todo esfuerzo por llevar una vida de oración, para lo cual contó con el apoyo de la hermana de su marido, que también estaba comprometida en ayudar a los pobres de la ciudad.
En 1425 hizo su oblación junto con nueve compañeras. Con ellas desea seguir el modelo de una vida laical, que combinaba la contemplación con el servicio a los marginados de la sociedad. En 1433 fundó el monasterio de Tor de’Specchi para las oblatas, para poder vivir una vida en comunidad.
En un tiempo de divisiones al interior de la Iglesia, Francisca se caracterizó por el amor a su diócesis y a su obispo, de ahí su apelativo Romana.
Su marido fue herido de gravedad en una guerra, y ella lo cuidó hasta su muerte en 1436, luego de 40 años de matrimonio. Después Francisca se mudó al monasterio con las oblatas.
Ella es un modelo para los distintos estados de vida (familiar y monástico), y para el apostolado laical y en el amor a la iglesia diocesana.
Su fiesta se celebra el 9 de marzo.
A continuación se encuentra el Oficio Divino del día de Santa Francisca Romana