El jueves 25 de junio, Alejandra Valle (B92), oblata, realizó, el segundo taller de formación de la Rama de JJM mujeres, en cuarentena.
Nos comparten: Antonia Irrigoin (B16): “Participé del taller “El silencio y los pensamientos” que hizo la Ale Valle hace unas semanas. Personalmente me sentí muy invitada a ir porque creo que los pensamientos me han tomado un poco en este tiempo en cuarentena. Estar encerrada me ha obligado a entrar en mí misma, a hacer silencio y a escucharme. Lo que más aprendí del taller es que hay que aprender a discernir entre los pensamientos que necesitamos escuchar y los pensamientos que nos sacan del presente. Estos últimos son los típicos exagerados, que nos engañan y que nos hacen desconfiar de la historia perfecta que Dios ha hecho con nosotros. Nos hacen olvidar que somos hijos de Él. Nos hacen creer en escenarios que no son reales, que no existen en el presente. Cuando la realidad es que lo único verdadero, es el hoy; el tiempo de Dios es el presente. Es inevitable pensar y sentir cosas que no son reales, pero lo importante no es qué pensamos o qué sentimos, sino qué hacemos con estos pensamientos y sentimientos”.
Camila Saavedra (L11): “Me pareció interesante desde que me invitaron a participar. Siempre he estado acostumbrada a ser parte de las actividades del Movimiento, pero que hicieran una en plena pandemia y vía zoom me llamó mucho más la atención. Por una parte porque es genial reencontrarme con personas que conozco aunque sea por una cámara y otra por que, tener talleres de oración en estas circunstancias lo encuentro vital, por lo menos para mí, para mantener la mente y el corazón puestos en Cristo y para no olvidarme, de que a pesar de la angustia y de todos los sentimientos que se pueden tener en estos momentos, no debo descuidar mi oración personal. Me quedo mucho con este taller del tomar conciencia de mis propios pensamientos. Del saber, principalmente, que cuando esté haciendo oración no solamente debo estar haciendo silencio físico, sino que también debo callar mis propios pensamientos, para así poder escuchar la palabra con todos mis sentidos. Tengo que vivir el tiempo de Dios, el hoy. También me quedo con que “soy más que mis propios pensamientos y emociones”, debo tener un portero que me ayude a ver qué pensamientos me hacen bien y cuales me hacen mal. Así de esta manera no dejo que nada me pueda separar del amor de Dios. Agradezco la oportunidad de vivir este taller, me ayuda a seguir fortaleciendo mi oración personal”.