Junio 22, 2023 Noticias

Comunicación del Responsable del Movimiento

 

Jueves 22 de junio 2023,
Memoria de los Santos Juan Fisher y Tomás Moro

 

Muy queridos miembros del Movimiento Apostólico Manquehue,

Junto con saludarlos, les escribo a todos ustedes para compartirles una decisión importante para nuestra querida Comunidad de Oblatos, para el Movimiento Apostólico Manquehue y para mí en lo personal.

Hace años atrás, particularmente en 1986, se realizaron las primeras promesas laicales del Movimiento inspiradas en la Regla de San Benito. Esa liturgia, celebrada con una eucaristía en la cripta de la Abadía de la Santísima Trinidad de Las Condes, fue el primer gesto que preparaba el posterior surgimiento de la Comunidad de Oblatos e incluyó un signo particularmente importante para mí, pues fue cuando se me tomó la promesa de Responsable.

En esa ocasión estaban presentes los monjes Gabriel Guarda OSB y Dominic Milroy OSB, amigos tan importantes en nuestros años de fundación, y nos acompañaba también mi esposa Luz Cosmelli. El padre Dominic señaló en esa oportunidad a quienes hacían la promesa: “Gabriel y yo cuando entramos al monasterio sabíamos adónde íbamos. Uds, hacen un acto de total confianza y valiente abandono en el Señor pues no saben dónde el Espíritu los está conduciendo”.

Esa liturgia, cuando el Movimiento estaba todavía en fundación, tenía ese carácter tan bien descrito por el padre Dominic de apertura a algo nuevo, de entrega a un camino y comunidad que no sabíamos donde el Espíritu estaba llevando.

Con esa misma apertura al Espíritu, y consciente del valor que tiene para la Iglesia y para cada uno de ustedes el carisma que Dios nos ha regalado, quisiera comunicarles que fruto de un largo discernimiento de oración, y meditando con gratitud sobre nuestra historia y futuro, he tomado la decisión de dejar el cargo de Responsable del Movimiento Apostólico Manquehue.

Estoy tremendamente agradecido del amor y apoyo que cada uno de los miembros del Movimiento me han brindado en nuestra historia. Liderar esta comunidad todos estos años ha sido para mí regalo y misión, escuela de amor y acogida, comunidad de trabajo y oración, una verdadera familia de discípulos misioneros, y un apoyo y compañía permanente.

Esta decisión no está motivada por el peso del cargo, los problemas o tensiones que conlleva, los setenta y cinco años que cumplí recientemente, o por el profundo dolor de la partida de mi hijo Ignacio. Cualquiera de estos motivos serían razones suficientes para hacerlo. Lo que motiva profundamente esta determinación es la convicción de que llegó el momento de que cada uno de los oblatos y oblatas asuman la responsabilidad de elegir a una nueva persona para liderar una próxima etapa para el Movimiento.

Soy consciente de que esta decisión también tiene consecuencias para ustedes, para los miembros del Movimiento que semanalmente se reúnen para escuchar la Palabra por medio de la lectio divina, para otras personas que se nutren de nuestro carisma o participan en nuestras diferentes obras apostólicas y para amigos cercanos. Reflexionando en cómo llevar adelante esta decisión se me ha hecho claro que, con la ayuda de la comunidad, es preciso recorrer un camino para cuidar lo que Dios nos ha regalado, y disponer del tiempo necesario, pero acotado, para generar las condiciones para que los oblatos y oblatas puedan elegir al próximo Responsable.

Para esto, les cuento que hemos iniciado un proceso de transición que ya está en marcha y que ha sido encargado a cuatro miembros del Consejo Asesor, todos oblatos que han sido elegidos como Consejeros en voto secreto por la propia comunidad. Este equipo es el encargado de diseñar el cronograma de preparación para que la comunidad pueda, en una fecha oportuna que se encuentra por definir, elegir al próximo Responsable de acuerdo a nuestra normativa contenida en los Estatutos del Movimiento.

Este periodo contempla fijar nuestra atención en asegurar la continuidad y estabilidad de manera prioritaria en algunos de nuestros apostolados que requieren un cuidado especial.

Un ejemplo de esto es el recientemente iniciado estudio de levantamiento de impacto que ha tenido a lo largo de nuestra historia la experiencia de tutoría, lectio divina y amistad que han vivido los jóvenes en nuestros Colegios y experiencias en la Patagonia, Inglaterra y otros países. Esta experiencia fundante de nuestro carisma la han recibido y entregado muchas generaciones de hombres y mujeres y necesitamos recogerla para seguir potenciando el sello evangelizador que ha marcado y que queremos que siga marcando nuestra pastoral.

Unido a lo anterior, necesitamos seguir fortaleciendo el desarrollo de nuestra Red Educacional, integrada por los Colegios San Benito, San Lorenzo y San Anselmo, para que cada uno de ellos sigan siendo escuelas benedictinas de excelencia en todos sus ámbitos. Esta Red cuenta con una orgánica propia, definida, y conocida, e implica la asesoría permanente de profesionales con gran experiencia en el mundo de la educación.

Ambas iniciativas colaborarán en seguir buscando la excelencia en nuestros Colegios y misiones y al mismo tiempo procurar conservar aspectos esenciales de nuestro carisma manquehuino.

Junto a estas dos iniciativas, requerimos concluir el trabajo de discernimiento y reflexión de las recomendaciones de nuestro pastor que iniciamos en conjunto con nuestro Asistente Diocesano hace un año y que está llegando a su etapa final. Este trabajo ha ayudado a discernir aspectos importantes de nuestra vocación. Independiente de quien sea el Responsable, nuestra comunidad cuenta con los mecanismos para ajustar su normativa de hacerse necesario.

Al compartirles esta decisión les pido que, desde el lugar que cada uno tiene hoy, podamos favorecer esta transición para que cada uno de los oblatos y oblatas pueda prepararse para elegir al próximo Responsable, y así continuar juntos el camino que hemos iniciado.

En esta importante ocasión, quisiera agradecer de corazón a mi esposa Luz y a mis cinco hijos que han sido fundamentales para mí en todos estos años. Especialmente agradezco a Luz, quien ha colaborado silenciosa pero profundamente a nuestro carisma, ayudando a descubrir en nuestro propio camino benedictino esa antigua espiritualidad bautismal que caracteriza al Camino Neocatecumenal, comunidad de la cual ella participa desde sus inicios en Chile.

Quisiera agradecer el constante servicio y compañía pastoral que nos han brindado nuestros obispos en este caminar eclesial. Que el espíritu de comunión filial que nos anima siga irradiando un renovado amor por la Iglesia y por cada uno de nuestros pastores.

Queridos miembros del Movimiento, para el buen término de este proceso de transición, pidamos la intercesión de nuestros santos patronos, como también la ayuda de mi querido hijo Ignacio, que en esta tierra me ayudó siempre y lo sigue haciendo hoy. Les pido que tengan a cada uno de los oblatos y oblatas en sus oraciones, para que en cada paso que demos como comunidad, no antepongamos absolutamente nada a Cristo, el cual nos lleve a todos juntos a la vida eterna (cf. RB 72,11-12).

Reciba cada uno un saludo en Cristo, María Santísima y nuestro padre san Benito,

 

José Manuel Eguiguren Guzmán
Responsable
Movimiento Apostólico Manquehue