Mayo 19, 2025 Noticias

CSB en San José

“NO ARDÍA NUESTRO CORAZÓN CUANDO NOS HABLABA EN EL CAMINO Y NOS EXPLICABA LAS ESCRITURAS?” (Lc 24, 32)

Entre el 7 y el 14 de mayo un grupo de educadores del Colegio San Benito tuvo la oportunidad de tener una profunda experiencia de Dios por medio de la oración, la escucha de Dios en la Palabra, la vida comunitaria y el contacto con la naturaleza y la comunidad de San José de Mallín Grande.

Magdalena Salazar, oblata, nos cuenta: “En un contexto majestuoso de naturaleza pudimos compartir un profundo viaje espiritual, donde cada una tuvo el regalo de escuchar a Dios en Su Palabra, en el Oficio Divino y en las espiritualidades compartidas por oblatos que viven en ese Monasterio. Fue una experiencia marcada por una muy alegre y generosa vida comunitaria. Compartimos, con la comunidad que vive allá establemente, el trabajo del campo, que tan significativo es para la subsistencia de todos los que pasan y viven en San José. Hicimos un precioso viaje al Paso de Las Llaves, para terminar con un asado patagón con cordero y tortas fritas, en la casa de don Balo y la señora Ana, un matrimonio gaucho muy amigos de la Comunidad, quienes viven en Mallín Grande y no faltan a las celebraciones litúrgicas y fiestas en San José. Todas terminamos muy agradecidas con la experiencia, por lo que significó para la vida de todas y con el desafío de seguir profundizando en la búsqueda de Dios en nuestro día a día”.

Paola Escobar nos comparte: “Fue una experiencia completamente maravillosa. Tenía muchísimas ganas de conocer el lugar, por su belleza, por lo que había escuchado, por lo que había visto. Si bien es lo que había imaginado y más, es esa paz, ese todo: el aire, viento, las gotas de agua, el verde, la leña, es un todo maravilloso… el poder conectar con Dios de una manera completamente diferente a lo que conozco y experimento día a día, fue maravilloso. El escuchar la voz de Dios, el retomar la escucha a la voz de Dios fue muy bueno. El grupo humano, poder mirarlo y ver a esas mujeres, a cada una, fue muy impactante. Me vine con el corazón lleno de gratitud a Dios, y al lugar en el que trabajo. Gratitud a la comunidad, donde me sentí cuidada, regaloneada, llena de amor; me vine “con el corazón ardiendo cuando escuchaba” cuanto me ama Dios, de lo importante que es para mí, de lo importante que yo soy para Él. Agradecida de ese lugar que me gritaba todo el día “Dios está aquí”, y un Dios que me decía “mírame, Paola, aquí estoy”. Llegué feliz, con una llama ardiendo en el corazón, y con un desafío grande de hacer lo imposible por mantenerla encendida”.