Profesores y administrativos de los tres colegios, fueron invitados a participar una experiencia en San José de Mallín Grande. Desde el martes 25 al miércoles 02 de noviembre un grupo de hombres y mujeres compartieron con la comunidad de San Beda y Santa Hilda respectivamente:
Sebastián Letelier, CSA: “Es un lugar único, donde la presencia de Dios se siente en todo momento, tanto en el oficio divino, en la palabra de Dios, a través de la sagrada escritura, la impactante naturaleza, que con su majestuosidad nos presenta la creación como algo perfecto, la gente de los diferentes lugares, que con su simpleza y acogida, nos dice que Dios está ahí. Personalmente, fue una experiencia que me llego en lo más profundo de mi persona, me dejo conectarme con Cristo y decir, está aquí!”
Mauricio Valdivia, CSB: “Estuve en el Retiro San José en la Patagonia, y he vivido una de las experiencias espirituales más fascinantes, Dios me ha mostrado el camino para llegar a reencontrarme con Él. Dios me mostró sus caminos en la oración, en la lectio, en los trabajos, en la espiritualidad, en la lectura de la escrituras y lecturas diarias, en la forma de cómo y para qué orar. He sentido nuevamente la ganas de Orar, de hacer lectio, de trabajar para la comunidad, de vivir la Misa”.
Claudia Reyes, CSL: “La experiencia en la Casa Santa Hilda de San José fue muy enriquecedora, especialmente por la comunión que se vive con cada una de las personas que amablemente te acogen y enseñan la realidad con Dios. Una realidad plenamente palpable en cada eco y oración, en cada conversación anecdótica y trabajo de campo. Un maravilloso encuentro con Dios, su creación y la vida en comunidad”.
Gabriela Mera, CSL: “San José es un lugar con mucha energía, y esto hace que te conectes contigo misma, olvidando las preocupaciones del día a día, ya que hay muchas otras cosas a las que debes poner atención y, que en Santiago, olvidamos. En San José se vive intensamente. Encontrar a Dios se hace fácil a medida que avanzan los días, ya que lo ves en todo lo que haces. El trabajo diario se lo entregas a Él, pues es quien te da fuerzas para concentrarte, a pesar de que te agotas, tienes sueño o tienes hambre. Saber que el trabajo que realizas en la casa es para que los animales puedan comer durante el invierno, para que puedas tener pan durante la semana o para que las gallinas pongan huevos, te hace esforzarte y hacerlo bien, no querer cometer errores, porque estás contribuyendo a toda una comunidad. Una comunidad de personas increíbles, con un amor a Dios palpable… y te sientes feliz de que haya gente obrando según las leyes de Dios, en este lugar tan alejado, Mallín. En donde el Padre Porfirio hace un trabajo diario increíble con las personas de la comunidad, los mantiene unidos, y unidos en la fe. Me emociona recordar sus ojos llenos de lágrimas de alegría con la última misa, celebrando el día de Todos los Santos. Creo que él debe haber estado feliz de ver a sus 50 coterráneos gozando la misa, gozando al coro que formaron los hombres de los tres colegios, gozando de ver a tanta gente, de lados tan diversos, con historias tan distintas, reunidos con un solo propósito, alabar a Dios. Sin duda, decidir dejar la familia y partir durante 9 días a la Patagonia, sin luz ni alguna forma de comunicarse con tus seres queridos, no es fácil. Pero también, sin duda alguna, es una experiencia que vale la pena haber vivido. Y me sentiré siempre muy agradecida de esta invitación, la cual voy a atesorar dentro de mi corazón por siempre”.