La Peregrinación del día sábado 11 de octubre fue la última de las cuatro actividades que realizó la Iglesia de Santiago, para celebrar el Jubileo de la Familia: Charla sobre los milagros eucarísticos de Carlo Acutis, Congreso de la Familia, Cine Foro Jubileo de la Familia y la Peregrinación en Familia.
Nos cuenta Consuelo Ercilla, promesada, quien participó en la organización: ”La Peregrinación comenzó en la Parroquia de la Veracruz, la misma que seis años atrás fue incendiada y ultrajada durante el estallido social. Puedo decir con emoción, que al igual que los cientos de peregrinos que ese día asistimos a celebrar, somos testigos del milagro: Jesús reina en medio de las cenizas, en medio del odio. En ese lugar, símbolo de destrucción, símbolo del mal, se estaba viviendo el Reino de los Cielos. Fue muy conmovedor ver a las personas confesándose, orando, haciendo comunidad y en el centro, a Cristo crucificado para el perdón de nuestros pecados… ¡Qué misterio! De alguna manera sentí que esa iglesia nos representa a cada uno, lo que somos, redimidos por amor. Y al igual que la parábola del trigo y la cizaña, que crecen juntos, finalmente el Señor recoge trigo tierno.
Del Movimiento asistimos muchas personas de todas las edades y participamos activamente en los distintos hitos que se realizaron durante el recorrido. Vivimos una forma de piedad popular tan alegre, llena de cantos, bailes y una banda, ¡Un verdadera fiesta! bien preparada, que nos habla de esta Iglesia grande, diversa en sus carismas, que está viva. Pero, sobre todo. queda tan evidente que el centro, el único centro es Él: Cristo, quien nos une, donde todos tenemos cabida y todo lo puede.
La Peregrinación terminó con una misa presidida por nuestro arzobispo Fernando Chomali, junto a unos 20 sacerdotes, los mismos que al inicio habían estado confesando. La Catedral, Puerta Santa, estaba repleta de gente.
Quisiera destacar dos cosas: la acogida y cercanía y de Monseñor Chomali, que estaba en la entrada de la catedral saludando a uno por uno. Y unas palabras que dijo durante la homilía, que nos llenan de esperanza: “Podemos perder muchas batallas, pero no nuestro ideal, ya que no existe mayor propuesta para el mundo que el ideal que viene revelado por el Señor. No es nuestro, sino que somos depositarios. Este ideal representa de la mejor manera lo que es el ser humano, su vocación. Por tanto nuestra esperanza no se funda en nosotros, sino en Jesucristo”.