Daniela Ross, su encargada comparte: “Hace un año recibí el tremendo regalo de guiar y acompañar a este grupo de mujeres con las que conformamos la comunidad Santa Inés. Si bien en un principio no todas éramos amigas, nos unía la misma convicción y fe. Dejamos que el Espíritu Santo actuara en cada una y nos guiara. Y así hemos fluido… cada semana, juntándonos sagradamente. La mayor manifestación del amor de Dios para mí durante este año ha sido descubrir el aporte que cada una puede ser y lo que podemos lograr juntas para nuestro encuentro con Cristo. Hace un año no todas éramos amigas, pero ¡hoy el lazo que nos une es súper potente! Va más allá de una amistad. “Mi alma espera en el Señor; espera en su palabra. Mi alma aguarda al Señor” (Sal 130, 5).