El sábado 20 de octubre miles de personas peregrinaron al Santuario de Santa Teresa de Los Andes. A las 5 de la mañana, desde la Hacienda Chacabuco, los peregrinos iniciaban el recorrido de 27 kilómetros. Hacia el mediodía ya eran miles los que habían llegado hasta la cumbre, donde les esperaba una nueva cruz que marca el gran hito de oración y encuentro previo al descenso hacia el Santuario.
Algunos asistentes nos contaron: Fernando Acuña (B18): “El año pasado había estado animando en la estación, y este año decidí, que iba a caminar. Sin muchas ganas, pero motivado por mis amigos partimos el sábado muy temprano. Me encontré con una experiencia diferente, fue una caminata que me transmitió mucha tranquilidad y felicidad por sobre el cansancio, quedé con el corazón lleno y creo que es una actividad de mucha gracia. Estoy agradecido de haber tomado la decisión de ir, y la recomiendo totalmente. Hay que ir, antes de salir del colegio”.
Camila Saavedra (L11): “Partimos nuestra procesión el viernes en la tarde, pudimos comenzar a hacer ambiente y a prepararnos espiritualmente en comunidad. Al día siguiente iniciamos la jornada con todo el ánimo y las ganas de poder caminar por las intenciones que nos encomendamos a Dios y a Teresita. Fue un regalo, me pude encontrar con la verdadera cara de la iglesia, la cual conformamos jóvenes, niños, adultos y ancianos. Quiénes todos, a pesar de lo que pasa hoy en día, estábamos felices de ser una comunidad y de poder peregrinar juntos. Me invitó a creer en la santidad, hoy puedo ser santa y que todo el que me rodea también. Quedo con el corazón lleno, feliz de poder ser parte de la Iglesia”.
Javiera Rojas (Promesa DSB): “Hace varios años que no iba a la caminata. Ya no era ir para estar con mis amigas, si no, que por peregrinar. Vi una Iglesia humilde pero consciente del dolor, invitándonos a ser santos. En la homilía se habló de temas contingentes, con dolor, pero con ánimo de sanar. Una Iglesia viva y fuerte. Junto con la delegación del MAM vivimos una alegre caminata, me sorprendió ver a jóvenes tan comprometidos, tan motivados. Un signo de vida”.