El retiro se realizó en Vilches, VII región, desde el miércoles 29 de agosto al sábado 1 de septiembre. Participaron los consejos directivos de los 3 colegios, bajo el lema: “De ningún modo pudo enseñar otra cosa sino lo que había vivido” (Diálogos XXXVI).
El retiro fue una continuación del retiro de 2017. Consistió en tres grandes bloques: despertar, ver y educar. La idea central, expresada en el lema, es que el educador manquehuino (monástico) enseña a partir de una experiencia personal, que busca transmitir a sus discípulos. Primero: Despertar: al amor de Dios, a su poder que actúa en nuestra vida, para dejar de lado la desconfianza que nos llena de miedos y nos paraliza y vivir confiados en la bondad y el amor de Dios, sabiendo que todo en nuestra vida está bien. Encontrarnos con la presencia real de Dios en nuestro claustro interior y abandonarnos a su amor. Despertamos, primero que todo, por la Palabra de Dios. Segundo: Ver: desarrollar gradualmente los sentidos espirituales, para captar la visión real de las cosas, que es trascendente y eterna. Descubrir l vida de Dios en la naturaleza, en todo lo creado, en mí mismo y en los demás. Ver todo con los ojos amorosos de Dios, ver la perfección de sus criaturas. Transformar nuestra mente para Comprender la realidad desde la dimensión espiritual, asomarnos al misterio, aventurarnos más allá de los límites de la razón. Por último Educar: anunciar a otros aquello de lo que estamos llenos, transmitir una experiencia de vida, un modo de vivir. Enseñar a Cristo, que rompe el muro que nos separa de la trascendencia.
Algunos asistentes nos contaron como vivieron este retiro:
Valentina Möller, (B06) Asistente de Rectoría CSB: “Este retiro me hizo abrir los ojos a una realidad mucho más trascendente y a cuestionarme desde lo más básico, hasta lo más profundo. Me llamó a tener una actitud frente al conocimiento donde la “fe, razón, mente y espíritu se unen” y sobre todo a abrirse a vivir estas experiencias”.
Ignacia Hoffmann, (A08) Asistente de Rectoría CSL: “Realmente tuve una oportunidad y experiencia increíble. Fue un retiro espiritual, bien intenso, tuvimos muchos espacios de oración personal, trabajos y reflexión. Tener el tiempo para profundizar, entrar en uno mismo y abrirme a la escucha, fue un privilegio. Fue en un lugar precioso, que me ayudó a despertar, me invito a descubrirme, a conectarme con la naturaleza y a darme cuenta que el amor de Dios es infinito, ¡Dios me ama!. A su vez, fue un espacio muy rico para compartir en comunidad. La acogida y el cariño con el que se hizo el retiro, fue realmente impresionante. “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del cordero: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso; justo y verdadero es tu proceder, ¡oh Rey de las naciones!” (Ap 15, 3).
Soledad Hayes, Coordinadora general CSA: “Fue una instancia de crecimiento personal a través de la Palabra de Dios. Una oportunidad para reflexionar, pensar y al igual que san Benito, pude tomarme el tiempo de mirar mi interior descubriendo quién soy y dónde estoy, dejando de lado mis miedos, preocupaciones y pensamientos. Me quedo con una frase de Juliana de Norwich, “Nada sucede por casualidad”. Me hizo profundo sentido, pensar que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. Creo que tener estos espacios es un verdadero privilegio, ya que me permiten volver a ver siempre a Dios en el centro de lo que hago personal y laboralmente”