Noviembre 20, 2017 Patagonia

LUCAS BRIDGES

Dentro de la galería de los esforzados hombres que conforman la época de la colonización de Aysén, no se puede dejar de hablar de una persona extraordinaria, a quien le cupo el honor de ser considerado el artífice que levantó el andamiaje del progreso de esta zona. Un hombre ya desaparecido del paisaje de esta tierra y del escenario del mundo, aun cuando su condición de representante de un discutido consorcio empresarial, lo ubicara en el área de críticas y en la línea de fuego de apreciaciones ligeras: El señor Esteban Lucas Bridges.

Tenía algo así como un metro ochenta y cinco centímetros de alto; de contextura robusta, bien equilibrada; cabello trigueño ya entrecano, igual que sus bigotes; ojos verdosos que irradiaban una profunda vida interior; tez color mate, curtida por los vientos y los fríos de Tierra del Fuego y los calores de Rhodesia; manos grandes y poderosas, acostumbradas al trabajo duro que desarrolló desde joven entre los indios yaganes de la Patagonia austral, donde transcurrió su niñez y se hizo hombre bajo la mirada de su padre Thomas, misionero protestante inglés que dejó en esas tierras un recuerdo imperecedero.

Luego de vivir en las islas Malvinas como misionero, el Reverendo Thomas Bridges se traslada a Ushuaia con su esposan Mary, sus hijos serían los primeros blancos en nacer en Tierra del Fuego, el tercero de ellos fue Lucas, el 31 de diciembre de 1874.

Lucas Bridges pasó toda su infancia en Tierra del Fuego. En 1923, luego de asociarse con Mauricio Braun, empresario con gran interés en la zona del Río Baker, Ernesto Hobbs, Francisco Campos y Rodolfo Stunbenraunch, Consul General alemán en Punta Arenas, forman la estancia Baker y en diciembre de 1923 Lucas se hace cargo de ella.

La llegada de Bridges, resulta un acierto para la administración de la Estancia, hombre inteligente, culto, ingenioso y voluntarioso: construye galpones en San Carlos, embarcaderos, galpones en Bajo Pisagua, un camino que conecta San Carlos y Bajo Pisagua, una verdadera obra de ingeniería. Instala puentes colgantes que cruzan los ríos Ñadis, Salto y Cochrane, edifica un aserradero en el Valle del Colonia, hace balsas en los ríos y construye un amplio camino en el Valle Chacabuco, además de un galpón de esquila para mil quinientas ovejas y casas para la administración y los trabajadores. También trae embarcaciones para navegar el Baker.

Fue un personaje contradictorio, muchos lo recuerdan como un hombre generoso y un gran señor mientras que otros, como arbitrario y cruel, pero no hay dudas de que su presencia significó un gran progreso para la región de Aysén. En 1933 solo quedan en la sociedad Bridges, Braun y Campos, dando paso a la Estancia Valle Chacabuco. Cuando Lucas Bridges se hace cargo de la Estancia Baker tenía cerca de 50 años, con la vitalidad de un joven de treinta.

Famoso también en suelo latinoamericano en el ámbito literario por su libro “El último confín de la Tierra” (1948), cuenta la abnegada labor misionera británica en Tierra del Fuego- Esteban Lucas Bridges dejó en la zona del Baker no solo un recuerdo, sino también un legado, plasmado en las variadas obras de infraestructura y desarrollo que ha heredado a las futuras generaciones. Lucas Bridges falleció en 1949 a una edad bastante avanzada, fue el dueño y principal administrador de la Estancia Valle Chacabuco por más de veinte años.

 

Bibliografía:

Elías, Felix. “Acuarelas del Baker”.

Ivanoff Wellmann, Danka. “Lucas Bridges, El Señor del Baker”. 2004.

Wellmann, Danka Ivanoff. “Compañía Explotadora, Guerra de Chile Chico y Compañía Valle Chacabuco, tres hitos históricos de la colonización del Baker”. I Seminario Aysén redescubre sus raíces, Cochrane, 2003.

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