Junio 24, 2025 Patagonia

Pentecostés en Guadal

San José

Rosario Achondo, oblata, nos comparte: “Este año celebramos la Vigilia de Pentecostés con una liturgia en la capilla de Guadal. Nos juntamos a las 18.00 horas en la capilla que estaba especialmente decorada por los niños de las catequesis. Se proclamaron las lecturas de la misa del domingo y, antes de rezar la oración del credo, cantamos la secuencia del Espíritu Santo para invocar al Espíritu. Entonces Juan Pablo Morán y Franco (un niño de Guadal), encendieron del cirio pascual sus velas y, en dos filas, nos acercamos a ellos para encender en oración nuestras velas y sacar, al azar, una tarjeta que tenía un don del Espíritu. Los años anteriores habíamos pedido, cada uno de nosotros, un don al Señor. Este año le pedimos que Él nos diera el que quisiera, para acoger esa ayuda que necesitamos y muchas veces no sabemos, para aceptar lo que el Espíritu Santo pide para nosotros en nuestra flaqueza, puesto que Él sabe pedir con gemidos inefables lo que nosotros no sabemos (cf Rm 8, 26).

Luego de un momento de oración y aun con las velas encendidas, apagamos el cirio y rezamos el credo. Con esto quisimos significar que la luz del resucitado ha llegado a nosotros por su Espíritu y que nos ilumina para seguir creyendo, en medio de todo lo que nos toca vivir, en Jesucristo muerto y resucitado.

Luego la Liturgia siguió como de costumbre, con cada una de sus partes. Nos dimos el saludo de la paz al final, y pasamos al salón al costado de la Iglesia para seguir celebrando como comunidad cristiana, incluyendo a Nicolás Zalaquet, exalumno del CSA y muy amigo de Monato, que está pasando un tiempo en Guadal y con quien hemos podido compartir y renovarnos en la amistad y la fe. Ahí aparecieron los cantos y las conversaciones, en un ambiente de profunda alegría y comunión.

Este año en Pentecostés celebramos el aniversario litúrgico n° 48 de la fundación del Movimiento y el aniversario n° 22 de la fundación de la Casa Santa Hilda. Celebramos la catolicidad de la Iglesia y la acción viva del Espíritu Santo, que hoy vuelve a lanzarnos a la aventura de vivir según sus criterios, de llenarnos de sus dones y de acoger lo que Él nos da. Nada tiene este tiempo de ordinario. Y en estos días, entre la experiencia de escolares, las últimas catequesis para las Primeras Comuniones y las visitas a los vecinos, hemos podido constatarlo. Este es el tiempo del Espíritu Santo, del mismo espíritu que resucitó Jesús a de entre los muertos. Y esa resurrección, ¿qué tiene de ordinario?”.

 

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